Nicolás apretó los labios y apartó la mirada con resentimiento.
Alejandro dijo:
—¿Es que no puedes responder? ¿O crees que eso no es suficiente?
—Es un argumento convincente, pero aún no es suficiente para demostrar que amas a mi mamá— respondió Nicolás, sin estar convencido.
—Entonces, ¿qué quieres que haga?— preguntó Alejandro.
Nicolás pensó por un momento.
—No entiendo mucho sobre los sentimientos entre hombres y mujeres, pero sé que si mi mamá es feliz y no llora por ti, eso es amor.
Alejandro miró satisfecho a Nicolás.
—Tienes razón, pero debes entender que los conflictos y las fricciones entre adultos son normales. Hubo muchos malentendidos entre tu madre y yo, pero una vez que se aclararon, no hubo más discusiones ni conflictos.
—Así que, ¿quieres decir que ya has resuelto los conflictos con mi mamá?— preguntó Nicolás.
—Más o menos— dijo Alejandro. —Puedo darte una garantía.
—¿Cuál?— preguntó Nicolás.
—Si tu madre acepta estar conmigo, la haré la mujer más feliz del mundo— pr