Capítulo395
La enfermera de la habitación estaba programada por su padre, y siempre eran las mismas caras todos los días. Pero hoy, la presencia era extraña, y su manera de hablar era extraña. ¿Cómo no iba a darse cuenta de que alguien había sido enviado para sonsacarlo intencionalmente?

Felipe, con calma, tomó su teléfono y escribió unas pocas palabras lentamente:

—Siempre tienes tus propias ideas, señorita Santos.

Al recibir la respuesta, Manuela miró la pantalla con perplejidad. ¿Qué quería decir con eso señor Méndez? ¿Y con qué tono le estaba hablando?

Manuela lo sondeó:

—Creo que el enfoque actual es el mejor para ayudarlo a salir de esta situación. Si quieres culparme por actuar por mi cuenta, también lo acepto.

Felipe, con desdén en sus ojos, notó lo cautelosa que era. Luego, escribió lentamente en su teléfono:

—Ya sea la última vez o esta vez, no tengo la intención de culparte.

Manuela quedó sorprendida; ¿no estaba enojado en absoluto? ¡La paciencia de señor Méndez era asombrosa! Compara
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