A Liliana se le encendió la chispa del chisme y preguntó entusiasmada:
— ¿Qué buenas noticias tienes? Anda, cuéntame todo.
Luciana le contó a Liliana lo que Nicolás le había dicho.
— ¿En serio? —exclamó Liliana emocionadísima—. ¿Nicolás realmente te invitó a comer? ¿Van a ir solo ustedes dos?
Luciana, tan apenada que hasta se le enredaba la lengua, respondió:
— To-todavía no lo sé.
— Mira, Nicolás también es un chico tímido —explicó Liliana—. Si te invitó a comer, seguro que no quiere que nadie más se entere. Así que no te preocupes, mañana definitivamente será su primera cita a solas.
— ¿Cita? —el rostro de Luciana se puso visiblemente más rojo y caliente.
Cubriéndose las mejillas con las manos, admitió:
— Ni siquiera había pensado que pudiera ser una cita.
Liliana, mientras mordisqueaba un pincho de cordero, le aconsejó:
— Lo que tienes que hacer ahora es ir a ver qué ropa te vas a poner mañana. Luego date un buen baño, acuéstate temprano y descansa bien para que estés radiante cuand