—Tranquilo, tengo todo bajo control —dijo Daniel con voz serena.
—Entonces sigue con tus asuntos, me voy ya.
Antonio se puso de pie, se fue y regresó a su propia oficina. Llamó a su asistente, le pidió que cerrara la puerta, luego preguntó en voz baja:
—Lorenzo, ¿las personas que están siguiendo a Dani han enviado algún reporte?
Lorenzo era joven, pero tenía aspecto astuto. Respondió en voz baja:
—Justamente iba a reportarle al vicepresidente. El lugar al que más va el presidente últimamente es al hospital, al departamento de trastornos del sueño.
Antonio reflexionó por un momento, sus ojos se oscurecieron gradualmente.
—Parece que no mintió, realmente tiene problemas de sueño.
—El presidente ha estado manejando empresas en el extranjero todos estos años, regresar y hacerse cargo de un grupo tan grande es normal que cause estrés. Pero si me permite decirlo, el presidente aún es joven, no puede cargar con tanta responsabilidad. Usted, vicepresidente, ha administrado la empresa tantos añ