La aparición de David hizo que la mansión, que estaba llena de discusiones, se calmara instantáneamente.
—¿Tío? ¿Por qué vienes tan tarde?—Laura vio a David como si fuera un salvador.
—Acabo de terminar una reunión de inversión de capital de riesgo y supe que habías regresado. Tenía algo que discutir con Diego, así que vine de paso—dijo David en un tono tranquilo y sosegado.
Sin embargo, en el siguiente momento, su tono cambió con una sonrisa.
—Parece que llegué en un mal momento.
Fabiola resopló de enojo y cruzó los brazos mientras se sentaba en el sillón individual.
Miguel también se mantuvo en silencio. Ambos detuvieron su pelea, y la mansión de repente se volvió más tranquila.
Diego miró a David y le preguntó:
—Tío, ¿qué quieres decirme?
—No es nada importante—respondió David.
Luego, David le entregó un sobre a Diego.
Diego frunció el ceño y recordó el sobre similar que Yaritza le había dado el día de su divorcio.
—¿Esto qué es?—Diego tomó el sobre.
—Descubrí que los