Aún recuerdo ese frío día...
Frío, oscuro y sangriento día...
Fue como si la esperanza hubiera abandonado por completo la humanidad entera, y quizás, así fue.
Aún recuerdo entre mis manos, como le arrebaté la vida a ese ser inmundo que sólo vivía por poder y avaricia, uno de los líderes de aquella sociedad.
También recuerdo a esas máquinas, que iban arrebatando inocentes a diestra y siniestra y la forma en que éstos tenían que vivir en escombros para no poder ser vistos.
Eran contados quiénes disfrutaban de las virtudes de la utopía de colores neón y números sin fin, mientras que otros, vivían, no, sobrevivían, en un bajo mundo a expensas del "¿Qué pasará mañana?"
Recuerdo cómo nosotros nos miramos a las caras y buscábamos al menos 1 ser que nos hiciera ver que valía la pena no intervenir, pero no pudimos encontrarlo, era exterminarlo todo o vivir en una futura nada, de igual manera, esa nada vendría, pues... ¿qué quedaría al finalizar la batalla?
Arrasamos primero con sus líder