Miré a David con seriedad y le dije:
—No es chiste. Todo lo que digo es cierto. Si no me crees, pues puedes verificarlo por tú propia cuenta.
David, al encontrarse con mi mirada seria, pareció no poder creer que fuera capaz de mentir tan descaradamente. Pero pronto, su mirada se llenó de una furia desbordante.
—¡Esmeralda! Luna está en situación bastante crítica, firmé el acuerdo de divorcio como querías, ¿y ahora haces esto? ¿De verdad anhelas tanto que Luna muera?
Él pensaba que estaba mintiendo, que después de haber conseguido que firmara el divorcio, ahora me estaba retractando y negándome a donar sangre.
Siempre creyó que esos tres meses que pasé hospitalizada fueron fingidos. En su mente, no me había pasado nada.
Aprendí que, cuando alguien no te ama, el nivel de indiferencia y distancia puede ser abrumador. Nos conocimos hace ocho años, llevamos cuatro casados, trabajamos juntos en construir su carrera, día y noche, los dos juntos para salir adelante desde abajo.
Pero él siempre