Fiorella bajó la mirada, tragándose las ganas de arrancarle la cabeza a alguien. Cuando volvió a ver hacia mí, traía los ojos llenos de disculpas.
—Esmeralda, lo siento mucho, fue mi amiga la que se confundió. Vincenzo solo vino conmigo.
Dicho eso, giró hacia su amiga.
—Natalie, Esmeralda y Vincenzo no tienen nada que ver. Él solo me trajo y yo me fui al baño. Lo único que hizo fue saludar a Esmeralda, su ex cuñada, y tú malinterpretaste todo.
—Esmeralda fue la que curó la pierna de Vincenzo, es la persona que más respeto merece en la familia. ¡No es ninguna zorra!
—Si vuelves a decir que es una amante, ¡se acabó nuestra amistad!
La tal Natalie, al captar el mensaje escondido en la mirada de Fiorella, se acercó rápido y se disculpó toda nerviosa.
—Perdón, Esmeralda, me dejé llevar por lo que vi en internet y lo que dicen las malas lenguas. ¡Fue un malentendido! ¡De verdad, perdón!
—Mira, si crees que con eso no alcanza, ¿quieres darme un golpe o que te tire jugo a ti? —dijo, agarrando