—Tu mamá cree que, si no te hubiera tenido en ese momento, él con el tiempo podría llegar a amarla. Por eso, desde entonces, nunca ha podido tratarte bien, ni aunque seas su hija.
Yo me quedé como una boba, pensando…
Benoît me miró, y sin poder evitarlo, me pasó la mano por la cabeza, un gesto lleno de cariño.
—No sigas dándole vueltas a lo de tu mamá. No vale la pena.
Todavía no sabía qué decir.
Pero bueno, ya hacía rato que había dejado de esperar algo de ella. Me había decepcionado tantas veces que ninguna cosa absurda que hiciera me sorprendía.
Así que salí rápido de ese momento incómodo.
—Esa Luna…
—Por ahora no podemos hacer nada, porque está muy débil. Tu papá le dio muchas pastillas para subirle las defensas, pero ni siquiera sabe bien qué fue lo que le dio. Por eso Luna tiene esa sustancia tan rara en la sangre.
—Hay que seguir vigilándola un poco más.
Cuando escuché eso, me quedé callada unos segundos, luego pregunté:
—¿Le pediste a mi papá que dijera qué medicamentos usó con