Capítulo 325
Como el profesor Pavone andaba mal de salud, no quise que se enterara de que me habían detenido.

Lo que más me angustiaba ahí adentro era que al día siguiente le dieran el alta y yo no pudiera ir a verlo. Me daba vueltas en la cabeza si pensaría mal de mí.

Ahora que ya salí, me quité ese peso de encima, y por fin pude dormir bien por la noche.

Al día siguiente fui a recogerlo al hospital.

No pensé que me toparía con Fiorella ahí. Antes ya era delgada, pero ahora se veía más frágil, como si un soplido pudiera tirarla al piso. Se notaba que también la había pasado mal.

Cuando me vio, me sonrió.

— Esmeralda, ¿podemos hablar un rato?

— No, gracias — le contesté sin rodeos. No tenía nada que decirle.

Me di la vuelta para irme, pero su vocecita tranquila sonó otra vez.

— ¿De verdad no has entendido nada después de todo esto, Esmeralda?

Me hervía por dentro recordar que estuve encerrada sin razón. Intenté mantenerme tranquila, pero la volví a mirar.

— Tú armaste todo esto. Me hiciste pasar un
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