No me interesaba nada las subasta, pero justo cuando iba a rechazar la invitación de Gabriel, vi que tenía en sus manos la lista de los artículos que se venderían. Entre esos artículos, había uno que me hizo fijarme más. Lo miré bien y, al darme cuenta de que era exactamente lo que había estado buscando desde hace tiempo, me levanté rápido para cambiarme de ropa.
Cuando Gabriel vio que aceptaba ir, se puso de buen humor y también fue a cambiarse. Tal vez, cuando los chicos crecen, se preocupan más por su ropa. Yo, como mujer, ya me había cambiado, pero Gabriel todavía no salía de su habitación.
Justo cuando estaba sacando mi teléfono para jugar un poco y distraerme, Gabriel salió. Se había arreglado bastante, y se veía más guapo que siempre. No pude evitar mirarlo varias veces. Aunque no era mi hermano biológico, tener un hermano tan guapo me daba un poco de orgullo.
Sin embargo, noté que intentaba dar una imagen más seria. Aunque todavía era estudiante, se había puesto un traje,