Mila sonrió y dijo:
—Tienes toda la razón.
Cuando volvimos, el tal tipo importante y de talla mundial que había llegado en helicóptero estaba a punto de irse del hotel. Escuchamos que el gerente del hotel había llegado tan solo para despedirse de aquel sujeto.
—¡Vamos a echarle un vistazo y ver quién es!
Mila, siempre curiosa, me agarró y me llevó al tercer piso para ver qué tipo de persona era capaz de hacer que casi cien helicópteros vinieran por él.
Cuando llegamos, vimos a decenas de guardias de seguridad vestidos de negro, que salieron corriendo con mucha coordinación y se alinearon en dos filas. Detrás de ellos, unos diez ejecutivos, con trajes impecables, rodeaban a un hombre oriental muy alto que salía de una de las villas del hotel.
El tipo de veras era realmente apuesto. Su altura y su postura erguida lo hacían destacar incluso entre los extranjeros que lo rodeaban. Además, su presencia dominante, como un líder acostumbrado al poder, hacía que todos los demás pare