Entro a la habitación después de haber hablado con mi madre, y me encuentro con Sofí parada frente al espejo que hay en mi habitación peinando su cabello. —Amor, vamos... bajemos a almorzar; ya han llegado todos. — Le pido parándome detrás de ella y abrazándole por la cintura.
Ella me mira a través del reflejo, y puedo notar que no está muy cómoda. Parece otra mujer, lejos ha quedado la mujer decidida y fuerte que suele ser. Frente a mi tengo a una mujer que no sabe muy bien cómo actuar y mucho menos que decir. —Kilian, ¿Por qué mejor no nos vamos a un hotel? — Propone y tan solo puedo abrazarle con más fuerza.
—Porque no es necesario, he hablado con mi madre. — Explico y sus ojos me miran con sorpresa a través del reflejo.
Sin hacer que le suelte, ella se gira haciendo que quedemos frente a frente. Por un instante me