La vida de Kilian Arraitz, un importante empresario radicado en Nueva York, quien pasa la mayor parte de su tiempo viajando y cerrando negocios se cruza con la de Sofia Laurent cuando ella es quien reemplaza a la antigua asesora comercial del empresario y por motivos laborales deben viajar juntos. Sofía es una mujer de 31 años nacida en Nueva York, para quien la vida no ha sido muy fácil ya que su matrimonio ha fracasado como consecuencia de la infidelidad de su exesposo. El corazón de Sofía se ha vuelto inaccesible, y eso la lleva a ser una mujer un tanto compleja cuando un hombre intenta acercarse a ella. Sin embargo, cuando comienza a trabajar para Kilian Arraitz, las cosas cambian, haciendo que ella se enfrente a sus propios fantasmas. Por el otro lado, Kilian descubrirá un mundo nuevo junto a ella, uno que hasta el momento él no tenía planeado.
Leer más31 de agosto
La luz natural que suele asomarse por la amplia ventana de mi oficina comienza a desaparecer con el trascurso de los minutos dejándome saber que será una más de esas noches donde llegare tarde a mi casa. Releo la serie de contratos que debo firmar en los próximos días, y bebo otro sorbo de mi café que ya está más que frio. Mientras que hago esto pienso en todo lo que debo resolver antes de irme y hago notas mentales para no olvidarme de nada, hasta que de repente, mi concentración se ve interrumpida cuando alguien toca a la puerta, miro la hora y no comprendo quien puede estar trabajando a las nueve de la noche.
—Adelante— Digo lo suficientemente alto para que me escuchen, y al abrirse la puerta, allí está Laura, ella me mira con sus ojos negros como diciéndome “¿Qué haces trabajando todavía?” y me sonríe.
—Laura, ya casi terminaba, si quieres ve a tu casa a descansar y pasar tiempo con tu familia antes de irnos de viaje. — Le propongo al verla allí parada.
Ella niega y al contrario de irse, entra a la oficina cerrando la puerta detrás de ella —Debo hablar contigo Kilian — Me informa y reconozco ese tono de voz a la perfección, algo no está bien.
—Toma asiento por favor— Le pido y ella rápidamente se acomoda en una de las dos sillas que esta del otro lado de mi escritorio. Laura no es tan solo mi asesora comercial, ella es en la persona que más confió y una gran amiga, y es tanto lo que le conozco; que sé que algo está muy mal. Se la ve triste, preocupada, y me atrevería a decir que hasta asustada —Laura, me estás preocupando. — Comento un poco más serio.
—Kilian, tu sabes que yo he estado a tu lado siempre, durante estos últimos ocho años me he preocupado por ti en todas las maneras posibles, he hecho lo mejor que pude en mi trabajo, e incluso te he dedicado mucho más tiempo que el que cualquier persona le dedica normalmente a su trabajo— Me explica y no sé a qué va todo esto.
—Laura, claro que lo sé, y sabes perfectamente que yo aprecio muchísimo todo lo que haces por mí y que eres mucho más de lo que la gente cree que eres en esta empresa y en mi vida — Le digo, pero esa tímida sonrisa que me está dando en estos momentos es tan solo fingida.
—Odio tener que hacer esto en medio de todos los viajes que se acercan y de todos los compromisos que tendrás que afrontar próximamente, pero mi padre ha enfermado y debo estar con él. Kilian, necesito estar en casa un tiempo. Necesito frenar con todo y dedicarle tiempo a él y a mi familia. — Me explica y realmente me causa mucha tristeza esta noticia por ella, y por supuesto que por todo lo que significa para mi.
—Lo siento mucho. — Expreso de la manera más sincera que conozco y me levanto de mi silla para ir hacia ella, Laura se pone de pie entendiendo mis intensiones, y la abrazo con fuerza para dejarle saber que cuenta con todo mi apoyo.
—Yo lo siento mucho más, te prometo que no estoy renunciando a ser tu asesora comercial, solo necesito un año para poder hacerme cargo de todo. Puede que quizás sea menos o más... no lo sé aún, pero te prometo que te encontrare un reemplazo para mientras tanto. —Explica y sonrió al darme cuenta que aun en estos momentos ella se preocupa por mí.
—Sé que dejaras todo en buenas manos. Tú no te preocupes por nada, has lo que necesites hacer y cuando estés preparada para regresar al ruedo me dices, ¿sí? — Ella asiente mientras se seca las lágrimas que comenzaron a escaparse de sus ojos, y sé que este es un momento difícil tanto para ella como para mí. Han sido muchos años juntos.
[...]
Una semana después: 7 de septiembre
Ha sido una semana difícil, mañana tengo que estar en una negociación importante con unos empresarios extranjeros, y yo apenas estoy por conocer a la nueva asesora comercial que Laura ha conseguido para que la reemplace durante su ausencia. Intento concentrarme en mi trabajo, pero es difícil, sé que nadie será tan eficiente como Laura, y esto me da un poco de miedo.
Leo el reporte, intento olvidarme de la hora, pero es prácticamente imposible. Consulto el reloj una vez más y dan las 9:59AM. Miro la puerta, un poco ansioso y casi como llamándola con mi mente, alguien golpea. —Pase— Indico y allí aparece Rose acomodando su cabello cobrizo.
—Señor Arraitz, la señorita Laurent esta aquí— Informa.
—Déjala pasar por favor— Le pido y Rose tan solo asiente para después alejarse y hablar con alguien.
No transcurren ni tres minutos cuando la puerta de esta oficina se vuelve a abrir completamente dejando ver a una mujer bastante joven de cabello castaño oscuro. La observo detenidamente y vaya mujer, tiene porte de diva. Vestido entallado color champagne, tacones dignos de una pasarela, y accesorios que me hacen dudar si es modelo, asesora comercial, empresaria, o que. Sigue acercándose al escritorio y mi mirada se fija un poco más en ella. Su cabello castaño en ondas se mueve al compás de sus pasos. Y ya estando un poco más cerca, puedo apreciar su mirada color avellana la cual es fuerte como pocas veces he visto en otras personas.
—Hola Kilian, soy Sofía Laurent. — Me dice deteniéndose frente a mí.
Debo mirarla con un poco más de detenimiento y preguntarme a mí mismo si es posible que Laura se haya atrevido a enviarme una mujer como ella como mi nueva asesora comercial.
Ella me ofrece su mano, y yo para intentar ser un poco cortes, me pongo de pie. —Un gusto, así que tú eres la famosa Sofía de la que Laura me ha hablado...— Comento mientras estrecho su mano con la mía.
—Así es, supongo que la decisión final es tuya. — Expone y de inmediato me puedo dar cuenta que es una mujer fuerte y decidida.
—Así es, ¿Por qué no tomas asiento y conversamos un poco? — Propongo y asiente —¿Quieres un café o algo? — Le pregunto mientras ella toma asiento en la silla ubicada precisamente frente a la mía.
—No, muchas gracias — Dice y busca unos documentos en su bolso —Aquí está mi hoja de vida con todo lo que necesitas saber de mi experiencia laboral.— Me deja saber entregándome el documento y debo intentar no reír.
—Eres directa, me gusta. — Comento mientras finjo leer lo que me ha dado.
—Supongo que eres un hombre muy ocupado y lo que menos quieres es perder el tiempo en estas cosas. — Dice y debo mirarla a los ojos, pero no comprendo lo que me sucede con su mirada. Es muy extraña, es como si en ella se escondieran muchos secretos.
—Si, soy un hombre ocupado, pero, si vamos a trabajar juntos me interesa más conocer a la persona que a lo que dice este papel que eres tú, además, Laura no te hubiera recomendado si no fueras excelente en lo que haces — Replico y parece que la he descolocado un poco.
—¿Y eso quiere significa? — Pregunta con muchísimas dudas.
—Que conversaremos un poco. — Digo como si nada y espero que con esto ella entienda que esta reunión no es para leer su hoja de vida, sino para averiguar si podemos sobrellevar el trabajo que nos espera como el equipo que seremos.
Dos años después Desde el día que mi vida se cruzo con la de Sofía en aquel café, me di cuenta de que el amor había llegado y a partir de aquel instante todo fue una bella aventura en mi vida. Gracias a la vida, esta mujer se siente igual que yo y conseguimos construir una bella historia de amor donde hemos formado una bella familia. La veo jugando con nuestros hijos en el jardín y sonrió como un tonto al recordar la manera que me temblaron las piernas el día del parto de Samuel e Iván. Ese día fue sin duda alguna el más feliz de todos, pero ahora que en cinco meses lo vamos a repetir con nuestra pequeña Maia, me doy cuenta de que junto a Sofía la felicidad es perpetua. Claramente los momentos difíciles también han jugado su papel y de cierta manera nos han hecho crecer como pareja, la perdida de aquel bebé fue sin dudas lo peor de todo, pero dicen que la vida de alguna manera te recompensa por lo malo, ¿no? claramente nuestro hijo no será reemplazado y siempre forma
Al día siguiente: 24 de diciembre Deberíamos estar extremadamente felices porque toda nuestra familia esta sentada alrededor de esta increíble mesa que ha preparado mi suegra y que va acorde a la hermosa decoración que hay en toda la casa, pero la verdad es que Sofí y yo estamos un poco preocupados por todo lo de Charlotte y nerviosos por dar la noticia de que tendremos mellizos. Ver a toda nuestra familia conversando de manera tan amena y riendo de distintas bromas que hacen mi hermano y mi cuñado nos hacen sentir muchísimo mejor y olvidar se ese problema que significa Charlotte en nuestras vidas por un momento. Tomo la mano de mi esposa por encima de la mesa y le doy un tierno beso mirándola a los ojos —¿Les decimos ya? Faltan diez minutos para que den las doce— Le pregunto y asiente. —Creo que ya es hora— Murmura y sonrió. —De cuerdo— Digo y respiro profundo para después ponerme de pie y tomar mi copa —Perdonen que interrumpa este momento—
El silencio pareciera ser eterno en está habitación donde estamos abrazados en nuestra cama después de haber hablado de todo lo que descubrió el detective. No fue fácil contarle todo, sobre todo porque también ha significado recordar lo de aquel accidente y la perdida de nuestro bebé, pero tampoco quería ocultarle nada, si hay una cosa que no quiero en nuestra relación es que tengamos secretos —¿Qué haremos ahora? — Me pregunta de repente y no dejo de acariciar su cabello.—Eso es algo que debes decidir tú muñeca… es decir, si me preguntas a mi, no dejaría que Mía fuera a la casa de Guillermo y esa mujer nunca más y obviamente haría lo que fuera para que le pusieran una orden de restricción, pero es tú decisión— Explico con toda honestidad.—¿Crees que Guillermo sabía de todo esto?
No cabe duda de que todo es mucho más fácil en la vida cuando la familia te apoya en la relación con quien ahora es mi esposa. Las risas, las charlas, y los recuerdos se crean con facilidad en medio de momentos como estos. El pent-house no es tan grande como para que mis padres, mis hermanos, cuñados y sobrinos se quedaran con nosotros; por lo que les di la llave de mi casa para que se hospedaran ahí, pero claro, todavía no se han ido porque están demasiado entretenidos con mi esposa. Miro la hora y ya son las ocho y treinta… 《Tengo que salir ya o no llegare》Pienso y rápidamente busco mi billetera y mi celular.Me acerco a Sofí aprovechando que esta sola en la cocina y le sonrió —Muñeca, tengo que irme un ratito, ¿sí? — Le dejo saber y me mira un poco confundida.—¿A esta hora? — Me cuestiona.—El detective tiene informació
—Todavía no lo puedo creer— Murmura cuando vamos camino al aeropuerto para recoger a mis familia.—Dos— Es lo único que puedo decir y agradezco que Mia este con sus abuelos.—Nada puede ser normal contigo, ¿no? — Me regaña divertida y no sé si por los nervios o que, los dos nos reímos.—Creo que lo hemos hecho con muchísima pasión— Bromeo entre risas.—Demasiada… mira que concebir dos… ufff…— Comenta y al frenar frente al semáforo que esta en rojo, llevo una de mis manos sobre su abdomen.—Nos vamos a organizar, verás que todo estará bien, estos niños serán inmensamente amados— Le digo mirándola y lleva su mano sobre la mía.—No lo dudo, pero sabes que es normal sentir miedo, con Mia me paso igual— Me cuenta.—¿De v
Varios días después: 23 de diciembreEstos últimos días han sido un sube y baja de emociones, hemos estado durante muchos algunos días fuera del país por negocios y otros en otras ciudades ya más cercanas a casa que nos permitían estar con Mia ya que usualmente íbamos y veníamos en el día. Sin embargo, no hemos tenido tiempo para hacer una de las cosas más importantes y por eso nos toca estar hoy aquí sentados en esta sal de espera de esta clínica esperando por su turno. —¿A que hora llegaba tu familia de Miami? — Me pregunta mirando el reloj una vez más y sonrió.—Hay tiempo, no te preocupes, faltan como tres horas— Le recuerdo y es que en verdad esta nerviosa, pero no es para menos, es la primera vez que pasaremos navidad juntos y a eso le debemos sumar el hecho de que nuestras familias se reúnan.<
Último capítulo