Diego
Me encuentro en una aburrida reunión familiar con mi padre, su esposa y Megan, el pequeño estorbo de seis años.
Es verdad que los niños no comprenden nada porque la mocosa no deja de insistirme en que juegue con ella a pesar de mis múltiples rechazos.
-Debes estar feliz con los preparativos de la boda -Comenta Carla.
La zorra es alta, cabello pelirrojo, ojos color azul y un cuerpo perfecto, con grandes pechos y unas piernas alucinantes. Debo admitir que el viejo tiene buen ojo.
La pequeña es rubia con el cabello ondulado y ojos color cielo que heredó de mí. No puedo negar que es pariente mío.
-Sí estoy feliz -Mentí descaradamente
Mariana es insufrible con la boda, el departamento y los futuros hijos, de hecho ha dejado de cuidarse hace mucho tiempo.
A mí me da igual tener hijos o no, pero ella parece obsesionada.
De todas formas mi padre y la madre de ella desean muchos nietos para que no se pierda el apellido Valencia.
-Diego este fin de semana iremos a Italia a un viaje de ne