Marla cerró sus ojos para dejarse sorprender por Liam, era un estuche con una delicada pulsera, hermosa, se quedó unos minutos mirándole.
-Es una espléndida joya egipcia, sabía que te gustaría-.
-No puedo recibirla Liam-.
-Pues es tuya, la hicieron a la perfección, tiene su historia, te encantará-.
-Es hermosa, después me contarás la historia-. Marla se calzaba sus sandalias romanas.
-Creo que vas de salida-.
-Si, iré donde Aida mi hija, serán unos minutos quiero saber cómo está, se ha aislado mucho, no contesta casi su teléfono cuando le he llamado-.
-Pues te acompaño, suele pasar en momentos tan cruciales y emocionales-.
-Así es Liam, serán unos minutos, solo quiero verle-.
-De allí podemos ir a caminar, tomar algo, cenar, lo que gustes-.
-Entonces me dejo tentar, así conoces a mi hija-.
Dicho esto, tomaba su chal negro de brillos. Solo esperaba que las cosas estuvieran más tranquilas y su hija un poco más animada. Kat y George estarían por llegar, se acercaba su cumpleaños. Y tamb