Aida Delmon es una fotógrafa, con una familia estable y un matrimonio de mas de 20 años. Leila es amiga y compañera de trabajo, ambas han compartido muchas cosas de sus vidas, es tal la amistad que es parte de la familia. Horacio Kent es un empresario, exitoso, excelente esposo, quien en una noche de copas, da rienda suelta a un romance que deshace todo lo que han construido con Aida. Este romance toma fuerza, logrando desestabilizar el matrimonio por completo. Un divorcio en puerta, una familia desunida, una amistad que se quiebra, serán los matices nuevos en la vida de sus protagonistas. Horacio quiere conquistar a su ex mujer, su ex mujer esta siendo conquistada por Albert uno de sus vecinos. ¿Podrá el amor renacer después de una tormenta? ¿Se dará Horacio por vencido? Descubre en cada capítulo sus vidas, sus sentimientos, emociones, y lo mas importante al final del camino...¿Despertará el amor? O ¿Es el momento de tomar sus vidas nuevos rumbos? Decisiones que marcan nuestras vidas, logrando que nos descubramos a si mismos.
Ler mais- ¡Por Dios!, creo que llegaré tarde a mi cita con Mark, tengo el cabello hecho un completo desastre- Aida se miraba en el espejo del automóvil.
-Creo que piensas hacerte algo novedoso, lo noto por tu expresión Aida-. Leila su amiga buscaba en su bolso una revista, estaba segura que la tenía allí mismo.
-La tengo- Leila hizo una mueca, Aida ahora conducía a velocidad, tenía que ir a la peluquería, después pasaría por el pastel de chocolate, nueces, almendras y cubierta para su esposo.
-Creo que me haré un corte al hombro, secado, y listo, quedaré perfecta para esta noche-. Aida sonreía, estaba feliz, su esposo Horacio cumplía sus 48 años, y en días celebrarían su aniversario número (23) se habían casado y después de unos años llegaba al hogar su primera hija, Ciara era ahora una chica hermosa, blanca, ojos azules como su madre, alta, esbelta, a sus 20 años cumplidos, se perfilaba como una excelente abogada, Martin de 19 estudiaba Arquitectura, eran dos lindos chicos, buenos estudiantes, amaba su familia, la verdad que era muy bendecida, así ella lo veía, siempre habían estado juntos, apoyándose.
Vivian en Portland, los chicos asistían a la universidad a unas horas de casa, así que cada oportunidad que tenían venían a casa a compartir en familia.
Aida giró a la izquierda buscando donde estacionar, y encontró lugar justo cuando se estaba dando por vencida, tomando su bolso, teléfonos, cerrando el auto se encaminaba hacia la peluquería.
-Oh, Aida querida por fin llegas, te dejaré hermosa para esta noche-
-Siempre confío en tus manos, lo quiero al hombro, un toque más arriba mejor, y por ahora no me cambiare color-
-Bien un día lo decidirás, te dejaré estupenda-
-Veo que tu esposa, está ahora en la peluquería que bueno-.
-Hemos hecho este salón a pulso entre los dos, ella es magnífica maquillando, y además, maquilla uñas como ninguna otra, te cuento que ya son años trabajando, pronto mi hija se graduará de estilista, quería que escogiera otra profesión, pero lo lleva en la sangre-. Es inevitable cariño-.
-Pues me alegra por ti, te conozco bien, somos amigos, siempre en todos los momentos de Horacio y míos, ¿Qué te parece? 20 años juntos, el tiempo pasa veloz-.
-Así es Aida, el tiempo pasa volando-. Por cierto, esa amiga tuya nunca me ha parecido agradable, cuida tu esposo Aida, estas son como víboras-.
-Oh, es una buena chica, trabajadora, responsable, Horacio no es coqueto por suerte, es un hombre serio, fiel, leal-.
-Querida estos ojos han visto tantas cosas, esta peluquería es centro de muchas historias-.
Las manos rápidas y agiles de Mark, le daban los últimos toques al corte, lucia esplendida, era una mujer de hermoso rostro, figura envidiable, siempre activa, deportista desde joven, inteligente, y buena amiga, consideraba Mark a Aida, se conocían desde jóvenes, los padres de Mark siempre habían desaprobado que aunque había estudiado, se había dedicado a la estética, con el paso de los pocos meses de graduarse, se conoció con Sara, al cabo de un tiempo de novios decidieron abrir una peluquería, ahora con los años, era un salón muy equipado, junto a estética, era de dos pisos, en la planta baja, el salón, y en la segunda planta, su casa, eran dos personas hermosas, con un carisma, los padres de Mark no le visitaban casi pues la noticia les había caído como plomo.
No gustaban de su matrimonio y mucho menos que hubiera dejado una ambiciosa oferta en una empresa de contadores, por un saloncito de cortar cabello, arreglar uñas, pies y recoger hongos, según los padres de Mark, pero eran felices, algún día lo entenderían.
Aida se miraba al espejo, el corte resaltaba sus ojos azules preciosos que poseía, así que, dando los últimos toques, tomando su café a prisa, agradeció a Mark, quien ahora no quería recibir el pago, a lo que ella tuvo que amenazarle con no volver.
-Entonces querida, cobraré el doble-.
-Puedes hacerlo cariño- has hecho una completa obra de arte-.
Mark se echó a reír entregándole el cambio, luego de un abrazo, le recordó que en punto a las ocho, sería una sorpresa para Horacio.
-Estaré minutos antes, ya me conoces corazón, siempre puntual-.
-No me queda duda alguna-.
Salió con paso firme, sin mucha prisa, Leila le pidió que la dejara en el almacén que estaba de camino, pasaría por su vestido para esa noche.
-Leila quiero pedirte un pequeño favor, puedes pasar por la pastelería de Silvina tiene unos encargos para mí, pasas justo por allí-.
-Sí, con gusto, no hay problema, los recogeré-.
Aida frenaba, justo en la esquina donde daría el giro para pasar por el pastel, Leila tomaba su gran bolso, dando las gracias por acercarla, entraba en la tienda a buscar su vestido.
Horacio terminaba una junta cuando su secretaria Emma le entregaba una fila de documentos para firmar, sabía que al siguiente día Horacio no vendría a la oficina, siempre tomaba la mañana después de su cumpleaños para ir con su esposa a un lugar hacia las afueras a desayunar, su aniversario de bodas seria en siete días, el 25 ya era una fecha programada, estaría por fuera todo el fin de semana. Luna de miel, no lo dudaba, era una pareja hermosa.
Horacio tenía una constructora grande, un gran proyecto estaba en camino a llegar, poseía una inmobiliaria, allí manejaba la venta de propiedades, que el compraba, restauraba dando un toque único, sutil, elegante, para luego ser vendidas, tenía reconocimiento en el sector, decía que lo hacía por hobby, le encantaba colocarse a la cabeza de la remodelación, Aida de tanto en tanto le daba una mano con la decoración de los interiores.
Horacio firmaba los documentos dejando todo organizado, se tomaría no solo la mañana si no también el día. Tenía claro que después de la celebración solían irse a ver el amanecer, era su romántica idea, llevaban café, y algún pastel que Aida preparaba como sorpresa, no sabía con cual lo sorprendería esta vez, pero todo lo que ella hacia quedaba de maravilla.
Aida terminaba de maquillarse un poco, sus ojos hermosos resaltaban, se dio una rápida mirada al espejo, lucia hermosa, Horacio quedaría sorprendido, un vestido rojo oscuro elegante era esa noche su elección.
Aida fue directo al jardín, todo estaba listo, entraban en ese momento los dos meseros que atenderían, los invitados llegarían en unos minutos, sumarian algunos cuarenta invitados, la madre de Horacio, Katia y su esposo llegarían para pasar el fin de semana y regresar, por el contrario, sus padres no vendrían, estaban de crucero por el mediterráneo.
Keila, hermana de Horacio, llegaba en ese momento caminando directo a donde Aida se encontraba.
-Aida, estas realmente hermosa-.
-Gracias cariño, tú también lo estas-.
-Horacio se va llevar una grata sorpresa-.
-Sí, espero que le guste todo-.
- ¿Celebraras el aniversario en el club? –Mirando a Aida encendió su cigarro.
-No, será una cena pequeña, algunos amigos, nuestros cuñados en común y los chicos-.
-Bien tendré que alistar entonces algo lindo, iré con Michael, estamos saliendo hace unos meses, y va muy en serio, realmente Michael es adorable-.
-Bueno pues bien por ti- Aida caminaba en dirección a la sala de recibo del jardín.
-Aquí llegan los suegros, en ese instante el auto parqueaba en la entrada, Katia descendía del auto con George, la abrazaron mientras colocaban un paquete en sus manos.
-Katia no debiste haberte molestado, es hermoso-.
-No es molestia, lo hacemos con mucho amor…espero que te guste. -
-Seguro, lo adoraré, es un chal precioso-.
Entraron en casa, George abrazaba a Keila, Katia sacaba otra caja totalmente decorada. Te
-Cariño, de paso te compramos este detalle, espero que te guste-.
-Madre, es hermosa, la blusa totalmente tejida era preciosa, de un rosa pálido que hacía tono a esos ojos verdes.
-Estamos pensando en quedarnos unos días mas, asi podemos celebrar el aniversario, seria maravilloso, no todos pueden contar que tienen 23, años en su historia de amor…
-Abuelos… que bonito que estén aquí, díganme que estarán para la celebración próxima, mucha música, baile, brindis, en especial esa parte… brindis-.
-Vaya Martin, el brindis….
-Sí, y claro la comida no podemos negar que mis padres siempre salen con sorpresas exquisitas-.
Los abuelos y todos allí presentes reían, al tiempo se escuchaba una voz en la cocina donde todos estaban reunidos, era amplia, con un comedor auxiliar tipo vintage, la barra con cocina al centro, los ventanales amplios y el precioso mármol negro le daba un toque único.
Los amigos de Horacio llegaron, su secretaria Emma, Mark, su esposa e hija, y algunos invitados que ya estaban en casa. Se colocaron en sus lugares estratégicamente para apagar las luces, Horacio estaba por llegar a casa, Aida le había dicho que cenarían en familia, y le daría su regalo sorpresa.
No esperaba una fiesta como la que Aida le había organizado, ni tenía la más remota idea que sus padres estaban allí.
Leila tomaba su lugar era la encargada de encender las luces cuando Horacio ya estuviera en la sala, estaba de un tono azul oscuro, zapatos blancos y accesorios grandes, su collar era sencillo, elegante y llamativo, en especial por la piedra del centro. No era muy alta, de curvas, exótica, bulliciosa, llamativa, picara y coqueta, pero a Aida eso no le hacía sentir temor alguno, eran amigas hace mucho tiempo, trabajaba en la parte de redacción de la revista Company Aresti, una revista Cosmopolitan, Aida hacia las fotografías para algunos artículos, y escribía en su columna sobre temas en general de las citas, romances, detalles para sorprender como destinos para dos, una sección bastante leía, buenas fotos, y hermosos lugares.
La cena fue animada entre risas, charlas y despedidas, todos se abrazaron con la inmensa promesa que un próximo evento los reuniría como familia, en medio de los malos momentos, divorcios, rupturas y bienvenidas, los lazos de sangre jamás se rompían.Kat y George fueron los últimos en despedirse junto a Keila, Michael tomaba los abrigos, Keila avanzaba en su embarazo, a última hora decidieron pasar en casa de Kat, cenarían y verían el nuevo año llegar.-Abuelos, debemos brindar antes que se marchen…no pueden escaparse-. Martin les extendía la copa, ellos no tuvieron más remedio que aceptar un nuevo brindis.Aida despedía a sus hijos al mismo tiempo que la señora Yanela con equipaje en puerta se comprometía regresar en enero a finales, pasaría con su hija y familia días maravillosos.Missy llamó a Aida para esperar su artículo final del cierre de año, ante lo cual tenía grandes expectativas sobre lo que escribiría.Le recordó que un año nuevo le esperaba, quizás con muchas sorpresas a
Entre los brazos de Albert la noche fue cómplice de aquellas locuras del amor. Las locuras de las caricias buscaban su ser interior, los besos que desmoronaban sus murallas.Y así la noche hizo su arribo para dormir uno en brazos del otro, ya vendría el nuevo día sin tantas preguntas, solo razones de amarse, buscando la felicidad no la perfección, sabía que no existía. En medio la noche Albert le contemplaba dormida, le besó la frente dejando que sus ojos le traicionaran con dos lagrimas que bajaron por sus mejillas, le abrazó contra su pecho, él era feliz después de mucho tiempo, ella era libre después de estar cautiva en una red.Horacio paseaba en la amplia terraza con una taza humeante de chocolate en la mano, quien lo diría…jamás le gustó, pero aquella noche era exquisito, cuando Aida lo hacía nunca quiso ni probarlo…ahora extrañaba esos momentos, le estaba marcando a su teléfono para confirmar la reunión del cumple de Kat Y George. No obtuvo respuesta, borraba las llamadas para
Jim y Emma estuvieron saliendo varias noches, alguna que otra Jim se quedaba hasta muy tarde, ante lo cual ella le dejaba quedar en el cómodo sofá de casa. Jim quería algo más formal, decidido a conquistarla y demostrarla que era formal y seria su propuesta, no se apresuró.Emma no pudo resistirse más a sus sentimientos, confesándole que le amaba, a veces era miedo y temor, pero quería darse una oportunidad.Una noche le sorprendió cuando colocaba en sus manos la llave de su casa. Entonces Jim sonrió para llenarla de besos, y abrazos. Él también tenía una especial para ella, la llave de su apartamento junto a la llave de su corazón.Le pediría se casara con él. Por ahora se irían a vivir juntos, ella le había dicho que aún no quería casarse, pero quería que se mudara, ante lo cual Jim sintió que avanzaban mucho más las cosas. Y así fue, las maletas no se hicieron esperar por mucho tiempo, al colocarcarles en la entrada ella se arrojaba a sus brazos para besarle, ante lo cual su sorpre
Mark le extendía su mano, al tiempo que le invitaba a tomar asiento.-Hola mamá…lo siento. No quería hablar hoy con papá por eso apagué el teléfono, esta mañana me llamó para decirme que estarían en el despacho del abogado, aún estoy molesto con él, solo te pido tiempo, un poco de tiempo-.Aida le miró con sus ojos un poco nublados. Le abrazó.-Perfecto hijo, lo entiendo, pero en casa te espera tu hermana, yo, la señora Yanela, abuela…. y te amo…aunque por lo que mis ojos ven estás bien-.-Si, mamá, acompañaré a Mauren a casa de sus abuelos, tendremos una pequeña fiesta, pero te prometo que iré a casa, y trataré a papá con respeto, no abriré viejas heridas-.-Gracias cariño-.-Aida…me alegra verte, el ámbar es un hermoso color-.-Pero que guapo que estamos-.-Iré a casa de mis padres, será una perfecta noche para olvidar viejos rencores, comer en familia, tomar unas copas, y reconciliar la vida…total de eso se trata, perdonar y pasar la página, no quiero que mis padres continúen solos
La abogada de Horacio quería cuanto antes dejar todo concluido, sería cuestión de solo unas semanas para finiquitar todo. Tenía prisa igualmente.-Pueden revisar los documentos, estos son los acuerdos que ustedes manifestaron, tómense todo el tiempo-.-Yo estoy dispuesto a darles un poco más de la cifra que se estipula a los chicos, en eso no tengo mayor problema, están estudiando aun, y para ti Aida, puedo darte pensión compensatoria-.Aida leía el documento detenidamente, las miradas se centraron en ella. La respuesta era clara.-El tema de los chicos está bien, pero no deseo pensión compensatoria, de hecho, no está causando el divorcio un desequilibrio económico, razón por la cual no la solicito-.-Bien entonces si no tienen alguna objeción pueden firmar, en un mes y medio estará la sentencia de divorcio, en realidad en su caso puede ser semanas, todo está en orden, han llegado a un acuerdo bueno para los dos-.-Estoy de acuerdo, la casa no me interesa, si Aida quiere vender, o seg
Aida se calzaba sus zapatos negros que hacían juego con su traje color ambar, tomaba la cámara y la guardaba en su bolso, las llaves estaban sobre el tocador, se quedó por algunos minutos mirándose al espejo, el día estaba frente a ella, tenia que presentarse al despacho de los abogados, eligió un perfume floral, lo aplicaba y pintó sus labios de rojo borgoña.Comenzaba a bajar las gradas y al llegar a la cocina, la señora Yanela le recibía con una sonrisa y su taza de café.Ciara entraba en aquel mismo instante.-Mamá, papá me llamó, quería hablar conmigo, dice que hoy firmarán, te acompañaría pero no quiero verlo, no por ahora…lamento mucho todo esto, será una triste navidad, es que quizás no tengamos ni un asomo de nada para este año-.-Está bien cariño, con el paso de los días, los tragos amargos sabrán mejor-. Le besaba y abrazaba junto a su pecho. Ciara no pudo evitar llorar.-Todo pasará, lo importante es que seguiremos juntos-.-Y…que piensas de lo que dije…sobre Derek-.-Cari
Último capítulo