Madelin y Leonard contemplaban la noche bajo las estrellas radiantes, varios días habían pasado lejos de todo. Santorini era un sitio hermoso lleno de encanto, vida y serenidad.
-Hoy te llevaré a conocer un lindo lugar, la cocina de mi amigo tiene magia-.
-Este lugar es encantador, pero en días volveré al mundo real totalmente diferente. Por cierto, debo llamar a mi hija, ha estado en casa del abuelo, me ha echado en el olvido por papá, ahora es su asistente personal, creo que al final le corre la vena artística, ama la pintura y el teatro-.
-Lo cual es bueno para Pamela, mucho más en estos momentos-.
-Son momentos difíciles, pero confío en que estará bien, estamos rodeadas de buenas personas…-.
Leonard guardó silencio ante las palabras de Madelin, sus ojos parecían llorosos y perdidos, una nostalgia le embargaba, Madelin respiró profundamente para no dejarse llevar por sus sentimientos que parecían querer desbordarse. Le enseñó varias piedras que había encontrado en esos días, de seg