Capitulo 39

Salí de la carpa con la respiración hecha un caos, pensé que con estar tan solo a su lado, sentirla, olerla, tener la certeza de que cuando me despertara la podría ver todos los días, o simplemente desayunar a su lado, pero solo fue una gota para calmar la sed. La sangre de alfa poco a poco me exigía más, calentando mi cabeza, poniendo en mi mente pensamientos intrusivos que eran incontrolables, casi como si se estuviera convirtiendo en mi obsesión preferida. Poseerla hasta escuchar sus ruegos, clavar mis dientes y ver mi marca en su cuerpo toda la vida. Pose mi mano en mi rostro sudoroso, intentando calmarme cuando escuche.

—Matt, tenemos que hablar —respire hondo caminando un poco para que me diera el aire en la cara.

—¿Qué pasa?

—Quiero que se vaya esa mujer de la manada.

—¿qué? ¿Te refieres a Ángela…?

—Sabes que sí.

—Y tú sabes lo que me está pasando, le necesito… necesito que se quede a mi lado.

—Entonces díselo, claro, ¿o solo jugaréis a la casita? La gente no la soporta,
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