Después de esa horrible noche, Matteo se cuestiono sobre todo lo que sabia de su esposa, pero eso no cambiaba nada, Ariadne se la pasaba en la biblioteca o encerrada en su habitación rara ves la miraba lejos de esos lugares, como si hubiera conjurado su nombre, la vio por la ventana de su despacho estaba sentada en el columpio donde jugaba con sus hermanos cuando estaban pequeños, iba con un vestido amarillo sin mangas, en su mano lleva un suéter negro, la observo por un un buen rato hasta que una voz se coló en su tumulto de pensamientos y deseos por su esposa.
-¿Aun no has hablado con ella? - Alejandro llevaba en el despacho el tiempo suficiente para saber que ese hombre sufría también por las mentiras que le hicieron creer.
- ¿Quién te dejo entrar? - pregunto el hombre sin apartar los ojos de su esposa, que se reía de algo que decía el libro.
- Llame como 3 veces pero nadie me respondió - el hombre se acerco a Matteo y en silencio observaron a la chica que estaba tan encerrada en