Mundo ficciónIniciar sesiónSu camioneta se detuvo frente a mi casa y yo miré hacia él, dispuesta a despedirme, cuando sentí sus labios estamparse contra los míos. Cerré los ojos, dejándome llevar por aquel beso improvisado, que duró tan poco como un suspiro.
Unos pasos a mis espaldas me hicieron darme cuenta de que, no estaba sola, pero no era Elena, sólo era mi madre.







