Papá estaba encantado de tenerme en casa, mi hermana seguía mis consejos sobre ser una buena persona al pie de la letra, y había hecho muchos progresos en tan sólo tres días, Caleb iba a buscarla a diario. Parecía que estaban muy unidos.
Así que, esa tarde, aproveché para ir a visitar a mi mejor amigo, Tyler.
Cuando le vi, arreglando la vieja cabaña de su abuelo, estaba irreconocible: con cabellos largos y barba abundante. Pero sonrió hacia mi nada más verme aparecer por la colina.
Dejó el rastrillo sobre la mesa de trabajo, cogió mi mano, de improviso y tiró de mí hacia el pequeño estanque de patos que el mismo