Los días se fueron pasando demasiado lentos que hasta incluso se han convertido en una tortura. No he podido salir de la casa de mi hermano y, siendo honesto, las ganas las he perdido ya.
Me he encerrado en mí y mis desgracias, excluyendo al resto de mi vida. Lo que menos quiero es llegar a herir a la persona equivocada por mi irritabilidad y mi odio hacia los demás. Ni Evelyn ni Juan son culpables, porque ellos más que nadie son los que me han ayudado y han estado para mí.
Sara definitivamente no quiere saber nada de mí, incluso ya me hizo llegar el acta de divorcio a casa de mi hermano, pero una parte de mí, esa que la sigue amando como el primer día se niega a firmarlo y perderla para siempre. El hecho de que no me permita ver a mi hijo me tiene con las ganas por el suelo y la desolación corriendo por mi ser.
Tiro los papeles a un lado de la cama y me acerco a la ventana a tomar un poco de aire, pero me detengo en seco al ver a Evelyn alegando con Juan frente a su auto. Ella parece reclamarle mientras él la escucha. Espero no ser yo esa causa de discusión entre ellos, porque sé de antemano que es incómodo que todos vivamos bajo el mismo techo. Ellos están acostumbrados a su privacidad y es lo más natural en una pareja de casados. Compartir su espacio y tiempo conmigo debe ser algo tedioso.
«Me siento como una carga para todos».
¿Qué se supone que deba hacer? Mientras espero el veredicto final del juez no tengo permitido hacer nada por la calle, ni siquiera salir de estas cuatro paredes que las siento caerme encima con cada segundo que transcurre.
Poco después y sin darme cuenta, escucho el rechinar del auto y miro detenidamente como Evelyn baja los hombros y regresa a la casa desanimada.
Una vez dentro, la escucho subir las escaleras corriendo y tirar la puerta de su habitación. Lo mejor será no dar más problemas. Espero que no le moleste si me hago cargo de la cocina por hoy y le ayudo al menos con los quehaceres de la casa, además, siento que me asfixio sin hacer nada.
Sin su permiso, me adentro a la cocina y me las ingenio para preparar algo que sea de su gusto con la que hay en la alacena. Mientras cocinaba, pude liberar mucho estrés y pensar con más claridad lo que debo hacer.
No quiero perder a mi familia por nada de este mundo, por lo que lucharé cueste lo que me cueste por mi esposa y mi hijo. Si pude enamorar a mi Sara una vez, ¿cómo no voy a lograrlo una vez más?
Estaba sumido en mis pensamientos, pensando en la una y mil formas de conquistar su corazón cuando siento que alguien cruza por mi lado y desvío la mirada a la mujer de mi hermano.
Evelyn tiene los ojos rojos y llorosos, tuvo que haber llorado mucho porque se ven muy hinchados.
—¿Qué haces en la cocina, Dorian? — me pregunta, arrebatándome de las manos el cucharón con el que revolvía la salsa.
—Quise cocinar algo para todos, más no pensé que te molestaría tanto. Lo siento, debí primero pedir tu permiso.
—No me molesta — se apresura en decir, soltando suspiro cansado—. Discúlpame tu a mí, no debí reaccionar así.
—Lo entiendo, todos tenemos malos días — sonrío y asiente—. Por eso espero que mi comida te haga sentir bien, aunque no soy tan bueno cocinado como tú.
—No debiste molestarte — sus mejillas se tornan rojas.
—Es lo menos que debo hacer por todo lo que han hecho por mí. Recibirme aquí no debe ser nada fácil, más porque estoy invadiendo su espacio. no está mal si muestro mi gratitud con un palto de comida, ¿o sí? — tomo el cucharón y señalo la mesa—. Toma asiento y relájate por hoy, que tu cuñado te entenderá como lo mereces.
Tan pronto está la salsa, sirvo el pollo en el plato y llevo la salsa por encima de el. Las papas fritas y una ensalada de verdura es lo que lo acompaña. Espero que todo hay quedado en su punto y, aunque no es la gran cosa, lo he hecho con el corazón para demostrar lo agradecido que estoy no solo con mi hermano, sino también con Evelyn que me ha recibido con tanta amabilidad en su casa.—No se compara ni un poco a las comidas que tú haces, pero me parece que tiene un buen sabor — pongo los platos sobre la mesa y me siento al otro extremo de esta—. Buen provecho. —Muchas gracias, Dorian — recoge los cubiertos y da el primer bocado al pollo—. ¡Qué rico está! Debes darme la receta de esta salsa. —Es solo salsa de tomate y otras cosas más que encontré en la nevera... — me encojo de hombros y ríe. —Tendremos entonces que adivinar, ¿no? —Así es — rio junto a ella y pruebo el pollo—. Realmente sabe muy bien para ser la primera vez que hago una salsa a ciegas. —La cocina es arte, siempre
Tarde en la noche, llamo a mi hermano para que me lleve a mi casa a recuperar a mi esposa, pero su teléfono me manda directo al buzón de mensajes. No tolero más la idea de verla lejos de mí, por lo que de frente y sin importar todo lo que me diga en la cara, lo intentaré una vez más; por ella, por mí, por nuestra familia, pero, sobre todo, por nuestro hijo.Estaba entre la duda de ir o no a la habitación de mi hermano y mi cuñada para saber algo de Juan, pero siento tanta vergüenza con Evelyn tener que molestarla a tan altas horas de la noche. Aun así, mi matrimonio pende de un hilo, por lo que puedo pedirle prestado su auto, ¿no?Llamo a la puerta con algo de pena y decisión y ella no tarda en abrirme aun vestida y su teléfono en mano.—Espero no haber interrumpido tu sueño — es la primera excusa que me viene a la mente.—No te preocupes, estaba leyendo un poco en mi celular — lo sacude en el aire y sonríe con las muelas de atrás—. ¿Para qué soy buena, cuñado?—¿Sabes si Juan tarde e
Evelyn pone en marcha el auto y, como lo imaginaba, el oficial que me vigila, la detiene y le pregunta a dónde se dirige a esta hora de la noche.—Mi esposo me invitó a cenar y esta es la única hora libre con la que contamos para pasar tiempo juntos.—¿Le importa si reviso el auto, Sra. Montoya?—Adelante, no creo que un hombre tan grande como Dorian entre en el baúl o aquí debajo de mis piernas sin que lo vea, Oficial.¿Dónde quedó la chica tímida que conozco? No sabía que podía llegar a ser tan segura y sarcástica.«¿Esperen? ¿Dijo grande? ¿Acaso soy tan grande?».—Abra el maletero — le pide el Oficial y escucho la puerta abrirse de inmediato.El aire escasea en mis pulmones, el espacio aquí es muy reducido y cerrado. Trato de aguantar la respiración lo más que puedo, pero es muy difícil hacerlo sin que me sienta que voy a explotar en cualquier momento.Cuando escucho que se cierra la puerta del baúl me permito liberar poco a poco el aire acumulado en mis pulmones e incluso siento q
Cerré y abrí los ojos varias veces seguidas para borrar esa imagen delante de mí, pero esos dos cuerpos que abrazados dormían juntos seguían ahí, descansando plácidamente uno en los brazos del otro como si el resto del mundo les valiera tres reverendas hectáreas de mierda.Quise contenerme, realmente quería salir corriendo, devolver el tiempo y no haber tomado la estúpida decisión de venir sabiendo que ella ya no me quería aquí ni en pintura, claro, porque otro ya ocupaba el que por derecho era mi lugar. Siendo dominado por la decepción, la rabia, los celos y esa enfermiza necesidad de conocer las razones de su infidelidad, arranco las sábanas de sus cuerpos para darme cuenta de que la maldita víbora siempre me respiró en la nuca, lista para atacarme en la yugular y yo simplemente le permití entrar a nuestras vidas. —¡Sara! — grito, conteniendo las ganas de moler a golpes al que decía ser mi compañero y mejor amigo, ese maldito traidor que me tiró toda la culpa a mí cuando yo no f
—Vayamos a casa, ¿sí?Evelyn me hace entrar en el auto y, por más que me dé palabras de aliento, no encuentro el sosiego para disminuir este dolor que arrasa con todo por dentro.Tantos años a su lado, amándola y protegiéndola se han ido a la basura por un simple aventura. Desconozco a esa mujer que hasta hace poco lo era todo en mi vida.¿Será que Julián la podrá llenar tal cual lo hacía yo? ¿Será que con el sexo que él le brinda podrá sentirse igual de amada a como lo hacía yo? ¿Será que ese ratico de aventura podrá ser sincero, fiel y amoroso durante lo que reste de su vida?Me casé enamorado e ilusionado de tener una familia grande, bonita y unida tal cual la tuvieron mis padres antes de morir en ese trágico accidente. Pero ahora me encuentro más solo que nunca, con el corazón destrozado, las ilusiones pisoteadas y un maldito dolor en la pecho y la garganta que no me permite siquiera respirar debidamente.Aún no puedo creer que me hayan visto la cara durante dos malditos años. Aho
EVELYNDorian ha estado encerrado en su habitación durante muchos días. Por más que llame a su puerta y le pida que salga, aunque sea a comer, no lo hace. Su silencio me tiene muy preocupada y no es para menos, pues su corazón está destrozado tras la traición de su esposa. Quisiera hacer más por él, pero ni siquiera sé cómo subir sus ánimos cuando los míos han estado por los suelos.Juan tampoco ha parado en casa y ese hecho me tiene el doble de estresada. Ya no sé cómo lidiar con toda esta situación que me está superando.Lo llamo por encima vez y al fin agarra la llamada. No lo dejo que hable, cuando me adelanto a hacerlo yo.—¿Cuándo vas a regresar a casa?—Ya te dije que debo quedarme como mínimo una semana más.—Las cosas no están bien con tu hermano. ¿No has visto mis mensajes?—Ya los vi, pero no puedo hacer más de lo que trato de hacer. Dorian no responde mis llamadas ni mucho menos mis mensajes.—Me preocupa mucho que se haga daño y yo no me dé cuenta — suspiro frustrada—. Si
Una semana caótica, estresante y llena de lágrimas fue lo que viví antes de que Juan arrimara en casa. Antes cuando Dorian no vivía con nosotros, la soledad me consumía día y noche, pero ahora esa soledad se ha combinado con la tristeza y la pena de un desamor. Siento que Dorian me pegó su desdicha y por tal razón es que me he sentido más vulnerable y sensible.—¿Cómo está Dorian? — en lugar de saludarme, darme un beso en la boca o un simple abrazo, pregunta por su hermano.—Sigue estando encerrado en su habitación — trago ese nudo en mi garganta y lo ayudo a quitarse la corbata—. ¿Cómo te fue en el trabajo, mi amor?—Igual que siempre — su frialdad me rompe por dentro—. Iré a verlo.—Está bien...Se sale de mi agarre y se marcha de la habitación sin siquiera reparar en el atuendo que me puse especialmente para recibirlo.«De hecho, hace mucho dejó de halagar mi belleza».Trago ese amargo nudo que se forma en mi garganta y sacudo la cabeza de esos malos pensamientos. Me dije a mí mism
Me encierro en la habitación con las palabras de Dorian dando vueltas en mi cabeza. Cuánta razón tiene, solo espero que no sea tarde para nosotros. Siento que estoy llegando a mi límite, porque este abandono ha sido desde mucho antes, exactamente desde hace diez meses que empezó a trabajar en ese Hotel y siento que poco a poco pierdo la fuerza para seguir luchando.Me quito los tacones y los tiro lejos de mí. Me siento tan desanimada. No sé por qué creí que vistiendo como antes podría despertar sus deseos, ¿o es que ya no soy atractiva ante sus ojos?Mientras quito el maquillaje de mi rostro me contemplo en el espejo. Nunca me he considerado una mujer fea, todo lo contrario, siempre me he sentido muy segura de mi figura y de lo bonita que soy, pero ahora no sé si esto que veo frente al espejo es lo que mi esposo desea.Tengo tantas ganas de llorar, pero me niego a hacerlo. No quiero seguir sufriendo por estas ideas locas que me están comiendo la cabeza cada día. Quizá se deba al encie