59. Un beso
POV Dante Ferrari
Estaba frustrado, no, más que eso. Quería romper el mundo en miles de pedazos. Los vi desaparecer a través de la entrada del tren subterráneo. Tuve una necesidad enfermiza de seguirlos.
¿Qué?
Fruncí el ceño. ¿Desde cuándo yo pretendía seguir a una mujer? Respuesta corta:
Nunca.
Era todo lo contrario, las mujeres me perseguían a mí. Nunca tuve esta necesidad de marcar territorio como mi cuerpo me pedía hacerlo con ella. Me convencía a mí mismo de que todo esto era para que mi pequeño hijo, Edward, no fuese alejado de mí, de que era su padre. Me molesté. Si no hubiera tenido esta maldita silla de ruedas sería más fácil seguirlos. Me golpeaba mentalmente. Debía detener esa necesidad. Apreté mi mano hasta hacerla un puño. Mis nudillos se tornaron blancos mientras intentaba hacer una lista de todo lo que me acomplejaba de estar con Louisa.
Tenía a Isabella con un maldito contrato que parecía más una jaula. Mi hermano moviendo hilos, listo para quitarme lo que me había gan