Amanda, tras asegurarse de que Maxwell estaba profundamente dormido en el sofá, decidió que era el momento de llevar a cabo su plan. Se puso una ropa bastante atrevida, una lencería que había guardado para una ocasión especial, y se acercó a él con su teléfono celular en mano. Con una sonrisa traviesa, comenzó a tomarse fotos sugerentes a su lado, capturando la escena como si ambos estuvieran disfrutando de una noche romántica juntos.
Mientras Maxwell seguía inconsciente, Amanda se atrevió a acercarse y darle un suave beso en los labios, disfrutando del momento y de la idea de que estaba creando una escena que podría usar más tarde. Después de asegurarse de que todo estaba en orden, se retiró a su habitación, dejando a Maxwell en el sofá.
La noche avanzó, y Amanda se sintió satisfecha con su actuación. Para no levantar sospechas, durante la madrugada encendió el teléfono de Maxwell y lo colocó cuidadosamente dentro del bolsillo de sus pantalones. Quería asegurarse de que, al despertar