Narrado por Fátima Hneidi:
Le doy gracias a Allah por haberme dado la oportunidad de tomar una decisión clara y precisa. He necesitado mucho valor para ello.
Zayd me mira. No dice nada. Pero sus ojos lo dicen todo. Hay miedo, sí. Pero también hay ternura. Una ternura que me desarma, que me hace sentir que, aunque el mundo se esté cayendo a pedazos, hay alguien dispuesto a sostenerme.
Yo lo miro también. Esta vez no aparto la mirada. No me escondo. No me cubro con silencios ni con excusas. Lo miro como quien mira a alguien que está a punto de cambiarle la vida.
—Acepto, Zayd. Gracias por esto. —le digo, con la voz firme, aunque por dentro me tiemblan todos los huesos.
Zayd parpadea. Como si no estuviera seguro de haber escuchado bien. Como si necesitara que lo repita. Pero no lo hago. No hace falta. Él lo sabe. Lo siente. Lo ve en mis ojos.
Se acerca despacio. Saca algo de su bolsillo. Es un anillo. No es ostentoso. No brilla como el que Mariano le otorgó a Kiara. Pero es hermoso. Es