50. La nueva Manada
Adamo
Tal y como dijo, padre entrego el liderazgo de la manada sin luchar, lo cual fue una decepción para muchos. Para tranquilidad de madre, el se mudo a una de las casas vacías, la más alejada del resto de la manada. Madre había empezado a mostrar síntomas de la extraña enfermedad que muchas hembras y algunos cachorros padecían.
-Adamo, debemos hablar-decía Mario alcanzándome en los campos de entrenamiento-hablar a solas, no puede ser en tu casa, ven a la mía.
-¿qué sucede?-pregunte dejando todo para seguirlo.
-aquí no-respondió escuetamente, a medida que avanzábamos a las casa de Mario salude a algunos miembros de la manada y escuche sus quejas o propuestas. Para cuando llegamos a su casa estaba exhausto de escuchar las mismas quejas o las mismas preguntas.
-ahora, dame algo de tomar y dime que pasa por esa cabeza tuya-dije desparramándome en el sillón, me sentía agotado pero aún había tanto que hacer.
-la enfermedad que tiene nuestra luna, es algo que no solo está pasando en nues