Tomé el arma que Maritza me había entregado. No sabía disparar, así que tendría que haber tenido mucha suerte para apuntarle desde el lugar en el que estaba.Caminé cuidadosamente hacia él, hasta llegar por detrás de su espalda. Nicholas a lo lejos ya me había visto, pero disimuló muy bien. Me posicioné justo detrás de él y le apunté por el lado derecho de su cabeza.—Suelta tu arma ahora —dije—. Si disparas, te mato.—No serías capaz.—Una vez me dijiste lo mismo, y lo hice. Ahora mi arma sí tiene balas.Con un movimiento rápido, se giró y apuntó a mí.—¿Quieres jugar a quién dispara primero?Miré a Nicholas, buscando alguna señal sobre su plan.—No mires tanto a tu amor, ya le quité el arma. —Siguió mirándome a los ojos— ¡Mi espalda tiene ojos, Nicholas, así que no se te ocurra moverte o le disparo a la puta que tengo al frente!Vi a Nicholas levantándose y sabía que tenía que distraer de alguna manera a quien me tenía amenazada.—Estoy dispuesta a jugar contigo, pero primero quiero
Una parte de mí se levantó feliz al ver que desperté en casa. Todo estaba muy reciente. Solo había transcurrido un día. Mis recuerdos habían llegado nuevamente a mi cabeza y mi corazón estaba lleno de amor, pero la otra parte estaba destruida. Nada volvería a ser como antes.Nicholas trataba de acercarse a Alice, pero ella se alejaba.Encendí la televisión para dejar una película de niños y disfrutarla en familia, pero en vez de eso aparecieron las noticias. La imagen de Andrés y mucho de lo que había ocurrido estaba siendo relatado a la perfección. Alice de inmediato corrió a la pantalla gritando:—¡Papi!Pude notar la cara de pena de Nicholas. Su frustración era visible a kilómetros.—Cariño, dale tiempo. Poco a poco lo olvidará. —Me acerqué y le di un tierno beso.Nicholas apagó la televisión, volvió hacia su pequeña y empezó a hacerle cosquillas, pero en vez de conseguir risas solo consiguió llantos desesperados.La tomé en mis brazos, me senté con ella en el suelo y empecé a juga
Todo parece volver a la normalidad en la vida de Emilia. Después de lo ocurrido —y un final un poco confuso para ella—, decide seguir su vida junto a Nicholas, hasta que una llamada inesperada y muchas mentiras la obligan a llegar a la verdad. Sin saber qué es lo que encontrará y las consecuencias de su decisión, sigue involucrándose en la oscuridad de un juego que parece interminable.Te encontraré es la secuela de No me busques, en donde las fantasías de Emilia y Nicholas cobrarán vida, sin imaginar que todo lo que hacen, está siendo observado por una persona que está dispuesta a todo, con tal de conseguir lo que quiere.¿Te atreves a jugar?
Las pesadillas no me dejaban dormir. Todas las noches veía los rostros de quienes me hicieron tanto daño. Fue el peor mes de mi vida. Nicholas intentaba hacer todo lo posible, pero mi ansiedad iba en aumento. La situación era incontrolable. Necesitaba con urgencia un tratamiento psiquiátrico. Voluntariamente me interné en un centro de rehabilitación. Manejar mis traumas, ansiedad y crisis era un gran trabajo.Quería estar bien, por mí y mi esposo. Necesitaba poder acompañarlo en sus viajes sin ser una molestia o que tuviese que estar pendiente de su esposa loca. Marqué cada día en el calendario, saliendo de ese lugar me iría de gira por el país con mi esposo. Confiaba en los médicos y en que volvería a ser la Emilia feliz que era antes.
Me encontraba en la ciudad de Nueva York.Mi rubio favorito estaba terminando su gira por el país, lo había acompañado a todo lo que pude, ya que era la única forma de verlo. Me aprendí a la perfección las coreografías y me di el tiempo para que Ryan, el nuevo guitarrista, me enseñara lo básico del instrumento. Era un excelente profesor y con una paciencia única. Todos los días me daba clases de una hora en el horario de almuerzo, pero de esa hora usábamos, con suerte, treinta minutos, porque el resto del tiempo era para reírnos y burlarme de su cabello, el cual, según yo, estaba muy mal cortado y según él, era un corte carísimo que estaba a la moda. Sus grandes ojos marrones hablaban mucho de él, ya que se reía con ellos. Cada vez que teníamos un tiempo nos mofábamos de Renato, quien pasaba todo el día gritando y mandando a su equipo. Esa parte del día era la mas entretenida, siempre fue un poema verle la cara cuando lo imitábamos. Trataba de olvidar todo lo que había ocurrido h
Terminé de arreglar mis cosas para regresar a casa. No sabía cómo reaccionar cuando llegase Nicholas, solo sabía que claramente tenía a otra mujer y que sus llegadas tardes o ausencias en la gira se debían, no solo a ensayos y reuniones, si no a su doble vida. Necesitaba aclarar todo, pero esa vez no esperaría respuesta de su parte. Si había sido capaz de mentirme y traicionarme con algo como eso, no me diría la verdad. Decidí quedarme callada e investigar. Tomé el celular, digité la clave y revisé las llamadas entrantes. Para mi mala suerte el número que llamó en la madrugada era privado, así que no pude hacer nada al respecto. Vi las llamadas salientes y lo único extraño fue una llamada a Chile. Rápidamente me envié el número para averiguar por qué mi esposo llamaba a mi país sin decirme nada. Estaba concentrada rescatando información cuando sentí a Nicholas que venía hacia nuestro dormitorio, dejé el celular y me metí al baño para disimular que había terminado recién de ducharme
—Clínica de rehabilitación Cumbres, ¿con quién tengo el gusto?Mi corazón casi salió por mi boca, fue tanta mi sorpresa que me puse pálida. Ryan, de inmediato reaccionó, preguntando: —¿Estás bien? —No, no lo estoy, necesito bajar de este avión. —No podemos, ya está en marcha. —Tomó mi mano para calmarme. Nicholas me miraba por la parte de atrás, preocupado por lo que estaba viendo, pero no podía levantarse del asiento porque el avión ya estaba andando. De inmediato miré a Ryan y le dije: —¿Puedo hacerte una pregunta? Pero que esto quede solo entre nosotros, por favor... —Por supuesto. —Me miró, preocupado. —Tu pasas más tiempo con Nicholas, ¿has notado algo sospechoso? —¿Algo cómo qué? Creo que tienes que ser más específica. —Algo como otra mujer en su vida. —Em, ese hombre tendría que ser un imbécil si buscara otra mujer. Mírate, eres todo lo que un hombre quiere. Y me incluyo.«¿Qué fue eso? ¿Una declaración de amor?», pensé. Él sabía muy bien que conmigo que
El viaje estuvo muy agotador. Prendí mi celular y tenía millones de mensajes de Nicholas. Me rompía el corazón saber que me estaba engañando. «Te amo, no me hagas esto, podemos hablar y solucionar lo que te está ocurriendo.»No quise responder, era mejor así. Mi cabeza en ese momento no podía pensar en nada más que encontrar al enfermo que me secuestró y tenía que enfocarme en eso. Legué al hotel y me tumbé en la cama a mirar el techo. Tenía que encontrar a ese hombre y mi ansiedad no me permitiría darme todo el tiempo del mundo para hacerlo. Tomé mi MacBook y busqué en Google toda la información del psiquiatra. Aún trabajaba en la Clínica Cumbres y me aparecía la dirección de su consulta privada. Me duché, me vestí y fui al lugar que tanto sufrimiento me trajo: la clínica de rehabilitación.El taxi me dejó en la entrada, me bajé y la miré con un poco de miedo, recordando a Andrés y lo que me había hecho. Todo seguía igual. Respiré profundo y entré.Me acerqué a una de las secreta