Capítulo I. ¡Qué no hace una madre por un hijo!

Eun-ji

Me coloqué bien la falda antes de bajarme de mi coche, no solía vestir así, pero esta ocasión lo requería. Cogí mi bolso, y tomando aire me dirigí al ascensor que daba al aparcamiento. Mientras caminaba al ascensor del hotel, comencé a recordar cómo había obtenido esa información que me había llevado a ese lugar, fue de casualidad y para algunos sectores su obtención se podría conciderar, que era un tanto ilegal.

Esa mañana mientras dejara a Euhin en su cuna tras haberle dado la medicación, me dirigí al ordenador para trabajar un poco, no había dormido mucho, las preocupaciones me mantenían despierta, además debido al cambio horario, permanecí despierta para conseguir contactar con Carl, en Estados Unidos.

Pero no hubo respuesta al parecer había desaparecido de la faz de La Tierra, me sorprendí al saber que la familia de Carl se había arruinado y que mi empresa había adquirido todos su vienes, pero es que desde ese hombre me abandonó, decidí alejarme de todo lo que él era o significaba en mi vida, me bastaba con mi hijo, pero tras saber de la enfermedad de Euhin, decidí que su padre estaba en la obligación de ayudarme, sólo le iba a solicitar que me vendiera su esperma para poder hacerme así una inseminación artificial, no pensaba acostarme con él, con una vez tuve , y en ese momento era una tonta enamorada, tampoco fue una experiencia muy agradable, la verdad, y eso es lo que ahora me atemorizaba, por mucho que quisiera hacerme pasar por una mujer que se dedicara a esto, quizás desde que ese hombre me pusiera una mano encima, se daría cuenta que era de todo, menos experta en el sexo.

Pero no había vuelta atrás, después de en esa noche esa información, que por error, llegó a mi cuenta de trabajo, no la pude olvidar. Era un informa que tenía que ser traducida al coreano, y enviado a una dirección determinada, venía con una clave de máximo secreto.

En ella se especificaba que el Señor Black solicitaba compañía femenina para dentro de dos noches, no pedía ninguna especificación, sólo que era de carácter sexual, pero lo que verdaderamente me llamó la atención era que junto a este correo venía una documentación de especificación médica, sin nombre, con los datos del señor Black. Entre la información se podía observar su edad, 29 años, su genero, hombre, su procedencia, como yo era americano, con madre coreana, su peso y altura, desde luego que con esos datos ese hombre era alto y muy atlético.

Luego tenía unos cometarios tachados en el la característica importante que no se podía leer, pero lo que verdaderamente me impactó fue sus especificaciones sanguíneas, casi grito cuando lo vi.

-” ¡Ese hombre es mi solución!”- ese pensamiento se instaló en mi mente a fuego.

Y es así como me hice la primera cosa ilegal que había hecho en mi vida, destruí el correo después de coger todos los detalles de la cita. Sin enviarla a su destinatario, que descubrí que era una famosa empresa de damas de compañía de lujo.

Durante dos días, me vi toda las películas sexuales y pornográficas que podía para convertirme en una autentica dama de lujo, y así poder satisfacer a ese hombre, con todo lo que me pidiera.

Sólo quería que ese hombre me inseminara, así que me hice una analítica de ETS, para , añadir en ella, por un módico precio, añadieron que era alérgica al látex, así evitar el uso de preservativos del señor Black. Así que con ello, y una prescripción de una píldora anticonceptiva, lo envié remitente que se me solicitó, adjuntado una foto mía en una clara pose sexy, y mis especificaciones física. Ayer en la noche compré ropa interior sexy y el resto de ropa lo suficiente atractiva si ser descarada, para que la atentación de ese hombre se centrara en mi cuerpo.

Finalmente, aquí me encontraba en un ascensor que ascendía a una habitación privada, en la que me esperaba una noche de pasión, y si había suerte, esta noche me quedaría embarazada, había hablado con una amiga médico, que me controló mi ciclo de ovulación, donde se observaba que estaba saliendo de mis días fértiles, con lo cual quizás, si tenía suerte hoy, después de esta noche, podía dar como resultado que en quince días estuviera embarazada.

Me prometí a mí misma que mis hijos, vinieran donde vinieran, serian queridos igualmente, Euhin tendría que ser muy buen hermano mayor, porque su hermano le había salvado la vida, y su deber seria protegerlo el resto de la suya. Con esta idea, que justificó mi gran decisión para mí misma, me miré por última vez en el gran espejo del ascensor, revisé que mi ropa, y que todo estuviera correcto, esperaba que le resultase deseable, yo desde luego esperaba que el Señor Black fuera un campeón, y me dejara embarazada después de una noche en su cama, porque no sabía si tendría una oportunidad mejor que esta.

Cuando llegué al piso más alto del hotel, ya alguien me estaba esperando, un hombre con un antifaz que le cubría parte de la cara, me esperaba al salir del ascensor.

-” Samantha, bienvenida, el Señor Black la está esperando.”- me dijo el caballero vestido con pantalón y chaqueta negra, no sabía si era atractivo por que como dije su cara estaba cubierta por un antifaz negro, pero su cuerpo desde luego era alto y atlético, un buen cuerpo vamos, pese al antifaz que le cubría parte de su cara.

Aunque no debía preocuparme ya que él no era el señor Black por lo visto, y aunque lo fuera, no era su aspectos lo que quería ver, era más bien sus genes, en especial lo especial de su sangre, y sobre todo su capacidad reproductiva.

Mientras seguía a ese hombre por el pasillo de la última planta del hotel, llegamos a una gran puerta doble, con aspecto de lujosa. Era negra y dorada. Por su aspecto me imaginé que no era una habitación barata.

Penetramos en la habitación, y descubrí que me encontraba en enorme salón, los muebles se veían de lujo y muy caros, me dediqué a observar alrededor, cuando oí que mi acompañante me decía.

-” Por favor entre en esa habitación y póngase la ropa que hay sobre la cama, después debe ponerse esto en los ojos.”- me dijo entregándome lo que parecía un gran pañuelo de seda rojo.

-” ¿Tengo que hacer con esto?”- pregunté por qué no entendía que se me pedía.

-” Vendarse los ojos, tras vestirse, y tras vendarse los ojos, se debe recostar en la cama, el Señor Black, irá en ese momento”-por un segundo tuve mis dudas, el miedo me atenazó, estuve a punto de salir corriendo, pero en ese momento la sonrisa de Euhin, esa sonrisa de ángel se me atravesó en mi mente.

-” Es sólo sexo, cierra los ojos relájate y déjale hacer, peor que la primera y única vez que lo hiciste, no creo que pueda ser peor, y si lo es, lo soportas, por el bien de tu hijo, Euhin lo vale todo. Recuerda la vida que el ser que más amas en la vida, por el que sería capaz de matar o morir, te necesita, y salvarlo esta de tu mano, como si tengo que acostarme con todos los hombres que tienen ese tipo de sangre, alguno me dejará embarazada y mi hijo sobrevivirá, y eso es lo único que importa ahora.”- me dije a mi misma y me dirigí a la habitación.

Sobre una gran cama con dosel y cortinas de gasa que recordaba a la cama de la realeza, estaba un camisón negro con sus tangas a juego también había un ligero de cintura y unas medias de seda negras con pequeñas flores bordadas. Reconocí ese conjunto, era un Victoria Secret de Luxury, lo había visto en la tienda cuando me fui a comprar mi conjunto de ropa interior, me gustó nada más verlo, era era una tentación para cualquier hombre, pero su precio, sobrepasaba con creces lo que yo pudiera pagar por él. Cada pieza de ropa que había sobre la cama sobrepasaba los mil dólares. Así que, una vez que estuviera vestida, tendría sobre mi cuerpo, más de tres mil dolares en ropa interior, para seducir a un hombre.

Me desnudé con rapidez para dejar de pensar en ello, y coloqué mi ropa en el único armario que vi, el que estaba en el pasillo que se dirigía al baño, no quise abrir las otras puertas que había en la habitación, por si en alguna de ellas me encontraba cona alguna sorpresa, como por ejemplo el mismo Señor Black.

Tras vestirme con los atuendos que había sobre la cama, me puse la venda en mis ojos para cubrirmelos. Lo até por detrás de la cabeza, con fuerza, no sea que con tanto ajetreo mientras practicamos sexo, se suelte la venda, y el Señor Black se enfadé, apartándose de mí, sin terminar la faena, disminuyendo o anulando así la posibilidades de quedarme embarazada.

Cuando estuve lista tanteé con mis manos la cama y me recosté en ella, dejado mi cabeza, sobre los grandes almohadones. No conté el tiempo que estuve así, mis oídos se agudizaron y mi piel se erizo porque sentía hasta el aire que se movía a mi alrededor cuándo mis manos inquietas se movían por el nerviosismo.

Sentí que una puerta se abría, y que alguien se acercaba a mi cama, mis manos sin poder evitarlo comenzaron a temblar, y mi corazón se aceleró, ante la expectación de lo que podía pasar.

Pronto sentí como una mano, me rozaba la piel de mi muslo, sin poder evitarlo y por inercia me sobresalté, apartando mi muslo de ese contactó, no había terminado de apartarme de él cuando ya me había arrepentido, de haberlo hecho.

-” ¿Por qué has venido si se ve que no sirves para esto?”- una voz muy profunda en inglés me hizo que mi corazón se volviera a acelerar, nunca había oído una voz así, y no sabía si era por qué al estar vendada se me había amplificado mis otros sentidos, que apreciaba mejor los matices, pero esa voz despertó cosas en mí que, no sabía que significaban, pero me calentó el estómago.

-” ¿Quién dice que no tengo experiencia?”- le dije armándome de valor-” No soy virgen ¿sabes?”- le contesté.

-” ¿Cuántos hombres ha habido en tu vida?, ¿veinte, treinta?, ¡No creo!, si mis cálculos no me fallan, no habrán sido más de dos.”- no dije nada pues soy mala mintiendo y se me hubiera notado.

La verdad es que su cálculo fue optimista porque sólo he estado con un hombre y no duró mucho que digamos, tras los besos torpes, y torpes caricias, un dolor agudo que me costó soportar, el idiota de Carl terminó muy rápido, y aún peor, fue lo que tardó dejarme embarazada, desapareciendo de mi vida como humo.

Ósea que, en términos de placer, era una virgen total, una inútil, una inexperta, un caso para analizar. Pero sabía que, si dejaba pasar esta oportunidad no sabría cuando tendría otra, y a mi hijo le quedaban al menos tres años, antes que su enfermedad no tuviera solución. En ese caso yo más que nadie debía ser lo que nunca había sido, una mujer apasionada, una tigresa en celo, y por dios que en eso me convertiría, aunque tuviera que obligar a mi cuerpo a resistir cada una de las sensaciones de miedo y repulsión que sintiera mi cuerpo.

-” Y si estas tan seguro que tan poca experiencia tengo, ¿Por qué no me enseñas esta noche, y te vuelves tú, mi maestro?”- dije sonriéndo esperando que mi sonrisa fuera sexy y seductora.

-” Veo que aun así estas decidida a pasar esta noche satisfaciéndome, bueno, nunca me han pedido que les enseñe algo, más bien suelen querer atraparme con sus trucos y perversiones, será un cambio agradable, saber hasta dónde puedo llevar a tu cuerpo, y a tu mente, para que tus gemidos de placer se vuelvan reales, espero que estes preparada para lo que me has pedido, Samantha, porque esta noche te daré una masterclass de la satisfacción y de deseo, espero que lo resistas.”- tras estas palabras que me enmudecieron, unos labios suaves y cautivadores descendieron sobre los míos, recorriéndome mi boca con deleite, si tuve alguna duda de resistirme, en algún momento, esa boca lo borro de mi mente.

Pero lo mejor estaba por venir y lo que le hizo después, su cuerpo al mío, es algo que merece ser relatado con paciencia y mucho detalle. Ya que, si esta iba a ser mi única noche con ese maestro del sexo, os prometo que nunca estuve preparada, pero por alguna razón no lo voy a lamentar ¿Quién podría hacerlo?

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