Capítulo 69. Justicia en la sombra
Los días fueron pasando con una calma tan extraña que a veces parecía mentira. Después de tanto miedo, de tantas noches sin dormir, ahora podía abrir los ojos por la mañana y ver el rostro de Andrew a mi lado, su respiración acompasada, la mano fuerte sujetando la mía como si temiera que desapareciera otra vez.
Mi recuperación fue rápida, más de lo que cualquiera hubiera imaginado. Los médicos lo confirmaban en cada revisión: mi cuerpo respondía bien, el bebé estaba estable y no había rastros de sustancias dañinas en la sangre. Era como si la vida se empeñara en recordarme que, a pesar del horror vivido, todavía quedaba un futuro posible.
Andrew me cuidaba con una devoción que me conmovía. No solo estaba presente, también era paciente, tierno, atento a cada detalle: que comiera a mis horas, que descansara, que no me sobrecargara con pensamientos oscuros. En su silencio había más amor del que podía expresar con palabras.
Pero él no descansaba. Lo veía cada día salir con Silvio y con La