○●CAPÍTULO 4

La fiesta...me pone abrumada. No conocía a nadie, solo a

Angela, la mamá de "amor" Y Ostin. Solo ellos tres. 

Pero hace media hora conocí a su hermana, Jane, me agrada.

Jane me dijo que a pesar de que su hermano es un gruñón (vaya que lo es) es alguien bueno y dulce.

Pues bueno, lo dudo. Pero estar con Jane tiene sus ventajas, se que su mamá se llama Lisa y su padre Thomas, y que son cinco hermanos en total y que ella es la única mujer, además de su madre claro. 

Jane esta casada con Peter desde hace unos meses y es la mayor de todos,

—¿Vez a esa chica de ahí?.- Sigo la dirección que me indica

Angela y asiento. Esta metida en un diminuto vestido que no deja mucho a la imaginación y esta como perra encelo detrás de cada hombre. -Pues bien, hace media hora me habló y me dijo que la hermana de tu "amor" —dice y hace comillas con sus dedos.- Es una reverenda puta. Entonces me moleste y le dije puta a ella. Y se enojo.- Termina con el ceño fruncido y niego con la cabeza divertida. Tan directa como siempre y me gusta eso.

—¿De que hablan?

Mi AMOR se sienta a mi lado y nos mira a las dos con sus

fríos ojos miel. Yo lo ignoro y comienzo a girar mi anillo.

-Hablamos de putas que se emputan cuando las llamas putas —dice Angela con una mueca.

Miro de reojo a AMOR y juraría que vi una pequeña sonrisa. Yo sonrió y miro a mi mejor amiga. Angela se encoje de hombros, me lanza un beso cuando se levanta y se va.

—¿Seguirás comportándote como una niña o me miraras al menos? .-

Lo miro y sonrío falsamente. Él entrecierra sus ojos y me observa.—La hipocresía no te va —suelta y ahora yo entrecierro los ojos.

—No, la verdad es que no .- Suspiro y entrelazo mis dedos. Pero hoy es mi día, tengo que fingir amor por alguien a quien odio... Así que, seré hipócrita por un día.

Sus ojos me mira y veo como brillan con malicia. Lo miro sin entender

cuando se levanta y me da su mano. A regañadientes la tomo y me lleva hasta la pista de baile.

Ya es de noche y todos estamos bailando, pero cuando llegamos, todos se van. Amor se detiene en medio de la pista y tira de mi hasta que estoy pegada a su pecho. Con los zapatos bajos le doy a mitad de la mejilla, y calculo que debe de medir uno ochenta o uno ochenta y cinco.

Una canción comienza a sonar y le lanzo dagas cuando

reconozco que es Say you love 'me de Jessie Ware. Ya quisiera...

—Odio a las personas hipócritas.

Susurra bajo en mi oído. Su cálido aliento me golpea y me estremezco.

—Entonces es una lastima...lo estoy siendo en este momento. Así que

ódiame-digo bajo y contengo el aliento cuando siento su nariz

recorrer mi cuello.

—No te odio. Pero tu a mi si.- Y no pudo haberlo dicho mejor.

—¿Qué comes que adivinas?

—Esto sonará cruel, pero lo soy... Solo te estoy utilizando, que eso te

quede claro-sentencia y me gira de modo que mi espalda queda pegada a su pecho—. Solo eres una más del montón. Claro que...tu conseguiste ser la señora Vicencio

Cierro los ojos con fuerza y reprimo la ira. Lo odio. Lo odio, m*****a sea. Lo odie desde el momento en que lo vi parado en el altar y sus

palabras solo han hecho crecer mi odio hacia él.

Que daría por tener un cuchillo y clavárselo hasta dejar que

se desangre lentamente...

Señor, dame paciencia, porque si me das fuerza también necesitaré dinero para la fianza.

○●○● Ignacio pov's ○●○●

No me gusta que me desafíen y es lo que a ella le gusta. Los

hipócritas no van conmigo, y ella lo esta haciendo en este momento.

Me puse furioso cuando desapareció y tuve que decirle a

mibfamilia que no se sentía bien. Aunque, claro, la princesa le gusta sacarme de quicio. 

Pero, no podía mirarla con tristeza o pena. Sé lo que hice,

la compre. Me gané su odio fácilmente.

Ostin termina su discurso y yo aplaudo sin ganas. A mi lado,

Dayan  aplaude y sonríe de verdad. Claro, mi hermano la a hecho reír con sus historias de mi de cuando eramos niños.

Observo el papel color marfil con perfecta caligrafía.

Mr&Mrs Vicencio.

Nunca pensé ver ese estúpido papel con mi apellido en él. Si lo vi, en la

renovación de votos de mis padres

-Señor...-Sacudo la cabeza y veo a María, la organizadora, sonreírme sonrojada y elevo una ceja. —El auto esta listo. Asiento y ella desaparece.

Respiro hondo y tomo la mano de Dayan. Ella me mira y muevo la cabeza para decir que se levante. Lo hace con cuidado y me mira con sus cejas elevadas. Le queda bien el negro.

—Nos vamos.

—¿Donde dormiras tu?.- Me giro y la miro.

-Ahí —señalo la cama y me quito la pajarita.

Me deshago de la chaqueta y entro al vestidor. Me quito la ropa, saco un pantalón de algodón y busco ropa para Dayan 

Se supone que dormiríamos en habitaciones separadas, pero mi familia tuvo la genial idea de querer quedarse aquí lo que resta del verano.

Osea, dos semanas. Dos semanas durmiendo con Dayan 

Tomo una playera roja de pijama al azar y otros pantalones de algodón de cuadros. Salgo y me cuento con Dayan  mirando la cama aun.

Ella se gira y casi chillando me dice:

—Ni loca duermo contigo.- Frunzo el ceño y lanzo la ropaba

la cama.

—Deja de decir tantas malas palabras —digo entre dientes y camino al baño. Ella me sigue aúnvestida de blanco.

—¡No dormiré junto a ti! -chilla y pone sus brazos en

jarras.

La ignoro y lavo mis dientes. Me tomo mi tiempo y la miro de reojo. Me esta viendo sin ningún pudor y cuando se da cuenta que la atrape, se sonroja y sale rápidamente. Sonrío para mis adentros y termino de hacer mi rutina.

Cuando regreso, ya esta cambiada. Se ve mucho más joven y pequeña con mi ropa que le queda enorme.

—No. Dormiré. Contigo —espeta furiosa. Me detengo a mitad de la habitación.

-Pues duerme en el piso —digo sin más y me acerco a la cama.

-¡No!-grita y gruño. A eso me refiero

- ¡Tú duerme en el piso!

Respiro hondo un par de veces y me meto en la cama.

—No dormiré en el piso, hazlo tu si gustas, pero ni sueñes que yo lo haré cuando tengo una cama propia muy cómoda —le digo y me pongo de lado.

Escucho sus fuertes pisadas y sus palabras sin sentido. Necesito

paciencia y esta mujer esta a punto de acabar con ella.

—Ok. Entonces me voy a otra de las tantas habitaciones.

¿Qué? M****a.

Me levanto y la tomo del codo apenas llega a la puerta. Ella me mira con ira y me trago mi furia.

—No puedes dormir en otra habitación. Mi familia esta aquí

¿Y que pensaranbcuando te vean en otra habitación? — gruño y ella me mira fría.

—Pensaran que eres un idiota e hiciste algo para enojarme-responde.

Hasta aquí.bMe agacho un poco y de un movimientobrápido la

pongo sobre mi hombro.

Dayan grita y chilla mientras se retuerce en mi hombro. Pongo el

pestillo y doy grandes zancadas hasta

la cama.

Ahogo un grito cuando sus dientes se encajan en mi nalga

derecha.

La arrojo en la cama sin la mínima delicadeza y la miro furioso.

- ¡¿Por que m****a me muerdes?!

- ¡¿Y tu porque me cargas?!

—¡Porque te comportas como una

niña malcriada!

—¡Y tu como un salvaje!.- Toma una almohada y me la arroja.

La esquivo y no logro esquivar las siguientes. Dayan me lanza todos los cojines y almohadas con furia, mientrasbme dice todos los

insultos conocidos.

—¡Hasta aquí!

Tomo la corbata y me acerco a ella. Dayan  al ver mis intenciones se lanza contra mi, rasguñando mis brazos y torso.

Gruño y me lanzo sobre ella. La inmovilizo con mi cuerpo y con una

mano tomo sus muñecas mientras me pongo a horcajadas sobre ella. Dayan chilla y maldice mientras hato sus muñecas con la corbata al cabezal de la cama.

—¡Sueltame maldito idiota! -grita, roja de la furia.

—¡Esa puta boca! 

Ella sigue maldiciendo y gritando y mi

poca paciencia estalla.

Voy al vestidor, abro uno de los cajones, saco lo que

buscaba y regreso con la fiera. Al ver lo que traigo en las manos se retuerce con violencia gritando.

Me subo de nuevo sobre ella, meto el calcetín en su boca y ato sus pies. Empato las dos corbatas y las ato en uno de los tubos que esta a los pies de la cama. Miro mi obra de arte y sonrío con satisfacción al ver a la pequeña fiera amordazada y atada. 

Dayan no esta para nada contenta y lo sé aparte de la mirada asesina

que me da.

—Haber si así aprendes.

Me acomodo en la cama y cierro los ojos. La pequeña fiera se retuerce por un rato mas hasta que doy por hecho que se a dormido y no tardó mucho en acompañarla.

Unos golpes me hacen despertar y tallo mis ojos mientras me estiro. Miro a mibalrededor y gruño cuando un rayo debsol me da en los ojos. Mis ojos deparan en la maraña de cabello negro y piel pálida que duerme más tranquila que ayer apenas me acostumbro a la luz.

Vaya que es una fiera cuando está enojada.

Otra vez tocan la puerta y estaba a punto de mandar al diablo a quien

tocaba cuando hablan.

—Hijo...

¡Mierda!¡Mi madre! Miro a Dayan que aún sigue atada. Carajo. Si mi madre la ve así tendré graves problemas...

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