Me encerré en uno de los baños por lo que pareció una eternidad. Ni en mis sueños más ambiciosos me hubiese imaginado que Maël me besaría, y mucho menos ese beso tan extraño, tan… Quería atar todas las líneas en mi cabeza y explicar las cosas, desde la razón que lo llevó a cometer aquel acto de locura, hasta su cara arrugada después de haberme comido la boca. ¿Se habrá arrepentido?
Me encontraba atascada entre las ganas desatadas de un post adolescente. Y debía afincarme en ese hecho, porque era obvio que ya no era demasiado jovencito como para juzgarlo. Maël tenía dieciocho años y yo veintiocho, diez años de diferencia más el complicado escenario de ser quienes somos y estar donde estábamos. A todas estas, ¿cómo se le ha ocurrido tomarme desprevenida en la casa de sus tíos? Tenía una enorme curiosidad por saber qué lo impulsó. Mi cuerpo, alma y mente necesitaban entender si yo era la total culpable de su deseo por besarme, si yo había hecho algo para provocarlo.
Salí de nuevo al pati