Todos se despiertan por el ruido de las ruedas del avión al tocar la pista del aeropuerto al aterrizar. Miran desconcertados por la ventanilla, sin entender nada del paisaje que observan. Les parece que han pasado muchas horas, y a todos les duele la cabeza; el hambre los está matando. Neiti se pone de pie en la parte delantera y pide que la atiendan. Hacen silencio para poder escuchar.
—Amigos, tenemos que hacer escala aquí porque el tiempo está muy malo. Seguiremos cuando la tormenta de nieve lo permita —al ver que todos están agotados, continúa—. Por ello, vamos a descender para tomar un descanso; han sido muchas horas de viaje. —¿Dónde estamos, Neiti? —pregunta Antonieta. —En Australia —responde, haciendo señas para que desciendan. —¡Australia! —exclaman todos a la vez. —Sí, en Australia —se gira ella, sorprendida al escucharlos, y agrega—. Ya casi estamos llegando a nuestro destino. —¿Pero no vamos a España? ¿Qué