Jacking se detuvo justo frente a su despacho, necesitaba pensar todo con claridad. No podía permitirse distracciones, por ello debía encontrar la manera de deshacerse de la humana Isis. Recordó que la investigación que había ordenado realizar sobre ella debería haber llegado ya. Al abrir la puerta y entrar, sus ojos se posaron en el libro sagrado que reposaba sobre la mesa. ¿Qué hacía allí? Estaba seguro de haberlo guardado en el cuarto secreto.
Se acercó lentamente con todos sus sentidos agudizados. Podía percibir que alguien había estado allí. ¿Pero quién tendría el poder de tocar el libro sagrado de los Alfas Supremos y con qué intención lo habría hecho? —¿Mat, quién crees que estuvo aquí? —preguntó a su lobo. Entonces se percató de que Mat había estado demasiado tranquilo. Con todo lo ocurrido, solo lo había sentido al convertirse en Alfa Supremo y durante su breve conversación anterior. —Mat —lo llamó al ver que no respondía—, ¿te sucede algo? Si