Estaba muy ansiosa y acobardada, pero decidida a actuar para salir de esa situación que había durado demasiado por su immadurez y cobardía. Sus padres la necesitaban, especialmente su madre. Ísis poseía el poder de sanar a los seres sobrenaturales porque en ella reencarnó la gran diosa Isis. Y era una diosa valiente; había luchado contra su cuñado, el Dios Seth, había salvado a su esposo Osiris y tuvo a su hijo Horus, quien logró vencer a su tío. Así que era su turno de ser como ella y enfrentar todo por aquellos a quienes amaba.
Casi se queda dormida pensando en la historia de la Diosa Isis para darse valor. El Alfa Supremo se había demorado más de lo que acostumbraba; ya Ísis pensaba que no iba a venir a verla cuando lo escuchó llamarla.—Mi Luna, ¿dónde estás? —la voz del Alfa sonaba ansiosa, resonando en el aire como un suave