El Alfa y el Beta no pueden dejar de sonreír, felices con la princesa que se comporta igual que cuando eran niños. Ella les anuncia que acaba de recordar todo. Al escucharla, se giran hacia Merytnert, que asiente.
— ¡Sí, Hori, todo! —Luego, para sorpresa de todos, dice—: ¡Y me acuerdo muy bien de que rompiste mi pequeña muñeca de porcelana! ¡Todavía no me has conseguido otra como prometiste!— Ja, ja, ja… —ríe Horacio con alegría e incredulidad—. Meryt, ¡eso fue cuando éramos niños! ¡Ahora somos adultos! ¿Quién se acuerda de eso?— ¡Yo me acuerdo! ¡Tienes que buscarme una! —pide con firmeza, igual que cuando era una niña.— Horacio, te será fácil conseguirle una —interviene Bennu, también feliz de ver que la pequeña princesa ha regresado.<