58. LA ESCAPADA DE LOS NIÑOS EN AL NOCHE
AMANDA:
Un escalofrío recorrió mi pecho de preocupación y una extraña emoción ancestral. Era un pensamiento del que no podía alejarme. Amaral observaba a sus hijos, y su mirada era tan profunda que casi temí preguntarle qué estaba pensando.
—Eso es cierto. Mi Héctor es realmente igual a mi abuelo. No sacó nada de Amat; en cambio, Netfis, como puedes ver, no se parece a ninguno de los dos. Es la copia de mi abuela por parte de padre —dijo con orgullo, mirando a sus dos hijos.
Seguí su mirada hacia donde las niñas jugaban, especialmente la forma en que Isis sostenía la mano de Antonieta. Mi hija mayor, Isis, era protectora y cautelosa; siempre cuidaba de las más pequeñas.
—Netfis es preciosa —dije, mirando a su hija—. Ojalá resulte ser la mitad de lo que es mi Alex. Tendrían unos niños preciosos.
—Ojalá, amiga —compartió Amaral—. Es verdad lo que dices, tendrían unos hijos preciosos. O quizás mi Héctor sea la pareja destinada de tu Isis o tu Juli.
—Estamos soñando, am