45. CONTINUACIÓN
JACKING:
Meryt volvió a acomodarse en mi regazo, cruzando sus brazos alrededor de mi cuello como si de alguna manera eso le ayudara a mantener el hilo de sus recuerdos. El fuego crepitaba en la chimenea, llenando la habitación con un calor acogedor, pero el aire seguía siendo extraño, lleno de tensión.
—Después... —murmuró, tomando aire como si le costara continuar—. Pues una noche, en la fiesta de Isis, sentí a Ru, pero no sabía que era él. Lo busqué y no lo encontré. Pero, Ru, podía verte, así como eres ahora.
Mis manos seguían acariciando su espalda, queriendo darle confianza para que hablara. Estaba tan feliz de haberla recuperado tan temprano, y de no haberla perdido, que necesitaba sentirla viva en mis brazos.
—¿De veras, Meryt? —pregunté emocionado.
—Sí, y a ustedes también —dijo, mirando a Amet, Horacio y Bennu, quienes le sonrieron al escucharla—. ¿Por qué crecieron y yo no, Ru? Quiero ser grande como tú, Ru.
Su pregunta hizo que intercambiáramos miradas en