El contacto hizo que un calor inesperado se expandiera desde su pecho hacia el resto de su cuerpo, casi como un fuego que lo encendía por dentro. Alexis jadeó por la intensidad, pero se mantuvo firme.
Me transformé en el Alfa Supremo y le lancé una potente descarga de energía a Alex, quien giró sobre sí mismo mientras sentía un dolor aterrador en su espalda. Gritó con todas sus fuerzas hasta que el dolor pasó. Abrió los ojos y vio dos enormes y hermosas alas que lo sostenían. De sus manos emanaba una luz muy brillante. Miró a Paul, que le sonreía feliz. Amet se convirtió en el Dios Cocodrilo Sobek. Se elevó encima de la puerta del inframundo y comenzó a conjurar, haciendo que todos los demonios lo rodearan. Los transformó en una gran masa oscura y luego llamó a Teka. —¡Ahora, Teka! Teka-her se