Bennu asiente con los ojos rojos, lo cual le avisa que su lobo Ben está luchando por quitarle el control y correr a reclamar a su compañera destinada. Escucha la historia de su celta con atención. Le cuenta que hace aproximadamente tres años ella le había saltado encima en medio del bosque, y le dijo que era su mitad, pero como el Alfa no había encontrado su Luna, no le hizo caso.
—¡Y yo también encontré la mía! —grita visiblemente molesto Horacio—. ¿Te acuerdas aquella vez en Brasil, la hermosura que me cayó encima en aquel club, decía que yo era su mitad? Pues al parecer sí lo soy. Mi lobo Hor me lo dijo, pero me pasó lo mismo que a Bennu, no le creí y la dejé allá. —Y al parecer, la mía está en París —habla Amet acongojado—. Hace siete años, cuando estábamos e