61. PERSEGUIDA POR EL LOBO FEROZ
BLAIR
Dante parecía decirme: no soy tonto Blair, no me vas a engañar, dame lo que me debes…
—Es mejor… si me inclino sobre la cama…
Ya no sabía ni qué mierd4 decía, pero cuando me fui a separar de él apresó entre sus dientes una de las solapas abiertas de la camisa, frunciendo el morro.
Regañándome, eso era seguro.
—Solo voy… voy a inclinarme, eres muy grande, es difícil para mí…
Susurré con las gotas de sudor bajándome por la espalda, pero me había logrado poner de pie al lado de la cama.
Sus pupilas se estrecharon sobre mi rostro, en un gesto tan “humano” de buscar mis mentiras.
Le sonreí ganándome su confianza, incluso rasqué un poco su hocico.
—¿Vas a lastimarme? —le pregunté y sus cejas se fruncieron, soltándome enseguida.
Bien, él tendría que saltar desde la cama y solo me separaban unos pasos de la puerta del baño.
—Voy a… ponerme más cómoda… — “vaya, para que me folles a gusto”
Comencé a bajarme las mangas de la camisa, no dejaba de observarme como un depredador a su presa.
Su