26. NO PUEDO DEJAR DE VERTE
BLAIR
Suspiré profundamente, mientras el agua rodaba por mi piel desnuda.
El vapor subía y empañaba los cristales de la ducha.
Miraba al desagüe, apoyando una mano en los azulejos blancos, dejando que el cabello largo se empapara.
Aquí estaba, en el corazón de SilverHallow, en el hogar de Rhett.
Pensé que entraría a la guarida de un monstruo feroz.
Mi manada de origen no era nada comparada con el desarrollo de esta, y aun así me miraban como menos.
Estaba lista para las humillaciones y los ojos despectivos.
Aunque solo había estado en contacto con algunas doncellas omegas, en realidad nadie me trató mal.
Quizás era por el aura severa de la Sra. Mapple.
Había aprendido que era el ama de llaves y, a la vez, niñera de Cynthia.
Esa pequeña me había robado el corazón. Quizás porque se veía tan vulnerable como yo me sentía a veces.
Subí la cabeza y dejé que el agua tibia mojara mi rostro, pensando… solo en él.
No lo había visto desde que llegué.
De maleducado, ni siquiera se apareció en la