CAPÍTULO 68. MUCHO POTENCIAL
Natasha colocó el bote de helado que habían comprado y se dirigió a la cocina, por unos recipientes para servirlo. Se detuvo un momento al recibir una llamada.
— ¿Qué necesitas mamá? —indagó con enfado.
—Te he llamado en varias ocasiones, y no me respondes —reclamó.
—Pensé que entenderías el mensaje y te cansarías —bufó.
—Eres mi hija, tengo todo el derecho de llamarte cuando se me dé la gana —gruñó.
—Estoy ocupada, voy a colgar.
— ¡No te atrevas Natasha! —exclamó la mujer. — ¡Te exijo que me des una explicación sobre esa absurda demanda! —gritó con enfado.
— ¿Acaso no es claro que deseo que dejes de tener derechos sobre mí? —preguntó—. Me cansé de llegar a la casa y encontrarte drogada, metiendo a cuanto hombre se te dé la gana —su voz se fragmentó.
—No tienes ningún derecho a juzgarme, malagradecida.
—Y tú no tienes derecho a arruinar mi vida. Volviste con ese hombre a pesar de que sabes que me a tocado, y que a intentado propasarse conmigo; lo preferiste a él —reclamó—, me demost