CAPÍTULO 27. DÉJALA TRANQUILA
—Mamá —Ivy susurró, al verla recostada—. Es hora de irnos, te están esperando en la sala.
Camila abrió su acuosa mirada y parpadeó en un par de ocasiones.
—Lo lamento tanto, cariño, pero no me siento bien —susurró.
— ¿Qué te duele? —indagó.
«Me duele el alma, me siento impotente de estar atrapada en la red de esa maldit@ mujer, que dice ser tu verdadera madre; quisiera sujetarla de los cabellos y arrastrarla por todas partes», gritó en su interior.
Sacudió su rostro y volvió al aquí y ahora.
—La cabeza, tengo migraña —mintió—, necesito dormir —fingió emitir un largo bostezó.
—Voy a decirles que no vamos a ir, que me voy a quedar a cuidarte. —Se giró para salir de la habitación a pasas rápidos.
— ¡No! —exclamó recordando aquellas amenazas—, qué te parece si mientras yo descanso, tú sales un rato y te diviertes, para cuando regreses, me sentiré mucho mejor.
Ivy sintió que su garganta pico, y su respiración se entrecortó.
—No me gusta salir sin ti —manifestó inclinando su rostro con tr