Natalia
Me dolía la espalda y el costado, pero desperté viva, acaricié mi vientre, estaba más grande. Cuando desperté hice fue preguntar por mi hijo, y cuando Eros y Benjamín me pidieron calmarme y escuchara, comprendí que ese sonido era el corazón de mi bebé. La puerta se abrió e ingresó mi mamá, corrió a abrazarme y besó todo mi rostro.
—Mi niña, no sabes lo feliz que estamos de verte de nuevo consiente. Todos nos encontramos afuera, tu papá, tu hermano, tu cuñada y toda la familia de Guille, nos hemos estado turnando durante los quince días, pero jamás pudimos sacar a Guillermo de esta clínica. —tenía tantas ganas de verlo, pero también de tener a mamá cerca.
—No me han dicho nada mamá de lo que pasó con ese desgraciado ¿y de los muchachos?
—Pablo muerto, enterrado y con mis deseos de que en vez del gusano se lo coman las cucarachas y las ratas. Que Dios me perdone, pero ya se encuentra muerto esa escoria, —no dije nada—. Y los muchachos deben enfrentar un juicio penal por habernos