-Primera cláusula: Estarás a mi
disposición sin importar donde estés o lo que estés haciendo.
- Pero...
- Segundo: Ve por tus cosas, tengo algo importante que hacer y necesito ayuda
-¿Ahora?
- ¿Hay algún problema?
- Pues yo trabajo aquí, no puedo irme de esta forma.
-Yo me haré cargo de eso, ve por tus cosas, te espero afuera.
-¡Oiga...!- Mis palabras se quedaron en la garganta al ver a ese hombre cruzar la puerta de la habitación.
Una serie de escalofríos me recorrieron la columna durante el trayecto el departamento de mantenimiento y de regreso a la salida del hotel pero de forma sorprendente el señor Cristiano no apareció por los pasillos. Tomé mi bolso y colgué la tira sobre mi hombro al tiempo que me adentraba a la puerta giratoria para salir del hotel.
El huésped de la 2304 se hallaba dentro del auto rojo que unos minutos atrás casi me había arrollado. Me acerqué y abrí con inseguridad la puerta del acompañante.
La vista de ese hombre estuvo clavada en el camino duran