Piero
Escucho la voz de Nina antes de que mi secretaria la anuncie, y siento como un nudo se instala en mi garganta y amenaza con estrangularme si no hago algo pronto. Así que salgo yo mismo a recibirla, y la encuentro a pocos metros, tan deslumbrante como siempre, pero con una indescifrable expresión en el rostro.
- Acompáñame al despacho, por favor, Nina.
- ¿Queréis que os sirva algo? ¿Café? ¿Té?.- Agrga rápidamente mi eficiente secretaria.
- No, todo está bien, tranquila, continúe con sus tareas.- le digo yo.
Cuando al fin cierro la puerta tras de Nina, me acerco al mueble bar, y sirvo dos copas generosas de bourbon, a ella le gusta, y a mi, me vendrá bien.
- ¿Vas a explicarme ya qué ocurre, Piero?
Me dice en cuanto dejo su vaso sobre la mesa.
- Es comp