Epílogo
Ya llevamos seis meses en casa, y aunque algunas de las magulladuras aún me duelen, y necesito hacer sesiones de fisioterapia para no sentir dolor al doblar el cuello, me siento completamente feliz. Marco está creciendo tan rápido que me da miedo despertarme un día y que se haya convertido en un hombrecito. Y aunque las primeras semanas de convalecencia fueron duras, gracias a la ayuda de la señora Cardoglia,lo estoy llevando todo mejor.
La señora Cardoglia, la madre de Piero, se presentó un buen día en casa, cuando sabía que Piero estaba trabajando, y me suplicó que la dejara entrar, y ver a su nieto.
Yo la llevé con Marco, y me mantuve a una distancia prudente, porque no sabía que decir, pero ella fue la que decidió romper el hielo, y pedirme disculpas por todo el daño hecho, y preguntarme si necesitaba ayuda con el niño. Yo le