“No, yo la necesito”, gimoteo, haciéndole un mohín.
“Ella”, dice Cora, incapaz de mantener la picardía fuera de sus ojos, aunque finge estar seria. “Estoy embarazada. Necesito descansar”.
Suspiro y la fulmino con la mirada por jugar la carta del embarazo.
“Está bien”, gruño, haciendo que todos se rí