El Origen II

Valery, 18 Años Atrás

Llego a la imponente mansión de mi familia dónde cada sitio grita opulencia y poder. Vivimos en el centro de la ciudad y en el barrio privado más prestigioso. Aquí sin prendas de miles de dólares y joyas no se puede ingresar porque las apariencias son sumamente importantes.

Saludo al encargado de vigilancia quien me mira preocupado y entro a pasos lentos al lugar. La mansión Salvatore es la más grande aquí, así como la más aterradora en éste preciso instante.

Cuando más me acerco logro identificar un vehículo en la distancia del que bajan cuatro imponentes y aterradores individuos. Los Ferdinand están allí y su visita está relacionada conmigo, lo sé bien porque solo se están reuniendo para hablar sobre los planes de unir ambas familias y hasta de traer hijos al mundo.

No tengo a dónde ir y se que mi apariencia no es la mejor en este momento. El pantalón blanco que estoy usando se ensució cuando fui a desahogarme, mis párpados se sienten hinchados, me arden los ojos así que seguramente estén rojos y además tengo mi brazo marcado por el fuerte agarre de quién amo y acabó siendo un patán.

Entro por la puerta de servicio y veo a quien fue tantos años mi Nana ayudando en los preparativos de la cena para la que todos tienen que estar perfectos y de punta en blanco. Yo por obvias razones no encajo en ese perfil en este preciso momento.

-¿Que te pasó mi niña? Mira nada más como estás. ¿Te parecen horas de llegar y en éstas condiciones?- Nana Rosita me regaña, se que está muy preocupada por mi y lo comprendo

-Tienes razón Nana pero no me siento bien, no me regañes. ¿Me darías un abrazo?- Ella no lo duda y me abraza para darme consuelo

-Espero que luego me digas que fue lo que sucedió y quién te hizo ésto- Señala mi brazo y yo no logro articular palabra alguna cuando me resulta; imposible hacerlo con la angustia que llevo en mi corazón

-Diles que me siento indispuesta y que no puedo acompañarlos a cenar, por favor- le pido suplicante para que ella justifique mi ausencia y se que lo hará inventando algo creíble

Llego a mi cuarto y por fortuna nadie me vió. Entro y voy al baño inmediatamente. Quito la ropa que me puse con la ilusión de gustarle a Demian y la que creí acorde para darle una noticia semejante. Veo el cheque que hizo a mi nombre y siento deseos de romperlo en mil pedazos.

Tomé la decisión de ser madre soltera. Éste niño que llevo en mi vientre no me pidió nacer y por tal motivo no puedo acabar con su vida como si fuera Dios. Será difícil pero no imposible que lo saque adelante sola. No sé si mis padres me ayuden o no, solo espero que no me dejen sola en este momento tan importante en el que me siento tan vulnerable emocionalmente, así como también tan desprotegida.

Guardo enormes esperanzas. El compromiso que jamás acepté con James Ferdinand puede deshacerse y él puede conseguir otra esposa. Yo no podría acostarme con él en la noche de bodas porque no soy virgen como él quería para aumentar su orgullo y además en mi vientre llevo el hijo de otro hombre.

Cuando James y su familia sepan mi condición seguramente acabarían retirándose de mi familia y acabando con todos los planes que mis padres tenían.

Tengo una hermana tres años menor que yo, alguien que espero y no tenga mi destino. Amber es muy parecida a mi, cabello negro, ojos verdes, labios carnosos, piel blanca como la más fina porcelana. Somos delgadas y altas, podríamos habernos dedicado al modelaje pero nuestra madre jamás lo hubiese aprobado.

Amber también siente cierto temor de James pero aún es inocente y confiada respecto a los hombres y al matrimonio. Ella piensa que James esperará a que yo esté lista para consumar el matrimonio y que seguro se encargará de enamorarme día a día. Ella no tiene conocimiento de mi situación actual ni de los planes que nuestros padres tienen. Yo sé que ellos tienen alguien que les gustaría para desposarla a ella y solo espero que eso jamás lo hagan.

Fugazmente pienso que ellos pueden poner a Amber en mi lugar, pero no sé si James la aceptaría a ella o no. También se que mi hermana le tiene miedo porque me lo ha dicho; razón por la cual se mantiene alejada de los Ferdinand quienes tienen otro hijo menor del que sería mi esposo.

Me acuesto y pienso en cual sería el mejor momento para confesarle a mis padres que estoy embarazada. No sé si deba decirles quien es el padre de mi bebé, sería un escándalo que no me gustaría afrontar. La hija mayor de los Salvatore embarazada de un hombre casado mayor que ella sería todo un espectáculo.

Pienso en ocultar mi embarazo y huir de la boda planeada pero dudo que sea buena idea. Los Ferdinand son muy poderosos y sospecho que no reaccionarían nada bien.

****

Pasan dos días en los que mi madre me habla sobre el matrimonio con James, al cual me niego incontables veces.

-No quiero casarme con el mamá, no lo amo. No me hagas esto por favor- suplico y ella me mira con frialdad

-Yo tampoco quería casarme con tu padre pero fue una decisión acertada. Mira todo lo que tenemos, los padres son sabios cuando escogen alianzas- sonríe mirando a los alrededores donde todo es lujoso

-Se aman tanto y por eso tienen amantes, no quiero esa vida. Si para ustedes está bien, para mí no y por última vez lo repito, no pienso casarme con James- me mantengo firme en mi postura

-No te permito que digas esas cosas, lo que hagamos con nuestra vida estando casados hace veinte años es nuestro problema, así como lo será todo lo que ocurra en tu matrimonio contigo. Sabes que los divorcios no existen. Deja la necedad y vístete presentable porque tenemos que ir por el vestido- Todo lo que le he dicho no le ha importado ni un poco y eso me da mucha tristeza, furia y mil emociones más

-No amo a James ni lo amaré, no me casaré sin amor para tener un matrimonio como el que tienen mi padre y tú. Solo viven de las apariencias y yo deseo otro destino- vuelvo a negarme pero mi madre se levanta furiosa y viene a mi

-No te permito ponernos en vergüenza Valery, te casarás y harás todo lo que tienes que hacer para complacer a tu esposo como debe de ser. Ese es nuestro deber como esposas, acepta tu destino- Está apretando sus puños, está más furiosa que nunca

-Yo no puedo casarme con el y no lo haré, no puedes obligarme. No les conviene que me case con ese hombre ni con ninguno otro- Mi intención de irme se ve interrumpida por una fuerte bofetada que me da mi madre

Ella jamás me había golpeado hasta este día, pero lo hizo con tal fuerza que volteó mi rostro y también mi labio se rompió en el proceso.

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